Un reto prometedor


Querer, desde el corazón de un padre y el alma de una madre, es un reto que hay que afrontar para presentar al mundo un ser humano cargado de historia y empuje. Es prometedor reconocerse como consejero y orientador en la vida de tu hijo-a, pues al adoptar una actitud responsable vamos forjando el libro del crecimiento y las páginas de las oportunidades.

Para ello debemos formarnos, preguntarnos y respondernos, como la única estrategia para aprender lo que necesitan y devolverles el mundo que le pedimos prestado en mejores condiciones que cuando lo recibimos y con ellos, como protagonistas verdaderos de nuestro futuro más inmediato.


Crecer es un reto y proyectarnos es un deber que hay que cumplir, reclamando el derecho a enfocar la educación en la esfera de relación padres-hijo, permitiendo la contribución de familiares y amigos en un escenario donde todo se comparte con el único propósito de aportar para el desarrollo integral del niño y del adolescente, en su lanzamiento a un mundo de puertas abiertas, repleto de oportunidades y limitantes.

Dr. Juan Aranda Gámiz



martes, 25 de diciembre de 2012

OTRO AÑO DISPONIBLE PARA SER PADRES


OTRO AÑO DISPONIBLE PARA SER PADRES

Hemos terminado una parte de la tarea y vemos crecer a nuestros hijos, enfocados en su nueva etapa de crecimiento y nosotros de decrecimiento, pero con nuevas esperanzas de ser cada día mejores padres en un mundo que va a ser de ellos.

Tenemos por delante otra tarea, la de unos entusiastas que han aprendido de una historia de vida y quieren seguir proyectados para cambiar el rumbo de los acontecimientos de la vida diaria de nuestros hijos.

Hemos superado avatares y desencuentros, aliñados con voces, gritos, malentendidos y hasta sobresaltos, pero cuando se hace balance nos damos cuenta que el promedio siempre es favorable en el total de los totales, con lo que podemos decir, a sabiendas que hemos depositado mucho empeño en nuestra tarea, “suma y sigue”.

Nos hemos alimentado de horas de espera en la madrugada, malos tragos con las calificaciones, miradas tristes por alguna mentira de la adolescencia y desenfados que arrancaron un perdón y nos supo a gloria.

Hubo crisis de valores y de bolsillos de adolescentes inmaduros, nos enfrentamos a fines de semana de castigo, porque también nosotros sacrificamos nuestros ratos libres por vigilancia de sufrimiento, por ellos y nosotros.

Dedicamos oraciones y ruegos, no faltaron santos con notas y mensajes en el buzón para que se acordaran de nosotros, monedas y limosnas para que se compren unas chucherías los encargados de las buenas conductas, allá en el cielo y practicamos el olfato de un can amaestrado para percatarnos que no había intromisiones algunas en su vida.

Conocimos a amigas y amigos, algunos más desorientados que otros, pero todos los que seleccionamos es porque les sirvieron de apoyo y nos animamos a escucharles cuando nos narraban que sirvieron de soporte para otros, en peores circunstancias que las suyas.

Tuvimos que conversar con el vecino, pedimos explicaciones a algún profesor, contemplamos a nuestro hijo en la fiesta de Navidad para padres, interpretando algún papel y, en ocasiones, en un idioma extranjero, ensanchamos la casa para que entre todo el mundo y nos acercamos a los abuelos, como aliados, para que nos ayuden en la tarea educativa.

Olimos a tabaco y quisimos que no lo notaran, limpiamos zapatos del barro de esa calle con la que no nos llevamos bien, encontramos cartas de desconocid@s y revistas que nos anuncian que andan desconcertados con su cuerpo.

Todo ha sido parte de la tarea de un año que acaba y tenemos que hacer un cursillo rápido para empezar el siguiente. ¿Dónde? –Pus aquí, en “Escuela para padres!

Vuestro amigo, que nunca os falla.

Juan Aranda Gámiz. 

domingo, 9 de diciembre de 2012

¡QUÉ ES UNA FAMILIA?

Por el hecho de que el concepto de familia no está bien estructurado ni definido, habiendo acuerdo que es un elemento social básico y en el que se deben destacar vínculos de afinidad y vínculos de consanguinidad, sería interesante analizar si todos tenemos un mismo origen y, por tanto, el mismo nivel de consanguinidad, si  la familia no podría incluir a cuantos estén presentes en mi vida, cree con ellos lazos de afinidad en cualquier campo (profesional, de relaciones de vecindad, cultural, recreativo, circunstancial o derivado de vivencias o convicciones).

Sólo así se puede entender a quien dice haber nacido en el seno de una familia de poetas, porque la consanguinidad la tiene asegurada con cualquiera de su entorno, pero la afinidad surgió desde el momento en el que mamó poesía en su infancia y creció dando vida a las palabras y los versos, transmitidos de padres, hermanos, amigos y vecinos comprometidos con la poesía.

Siempre es difícil comprender a quien dice estar protegido por la familia de la calle, porque la obscuridad de la noche y el riesgo del silencio y la cobardía son contrarrestados por quienes duermen en sillones y portales, con sábanas de cartón y ventanales de trapos sucios, acurrucados para que no se disipe el calor de sus cuerpos y con el aliento necesario para protegerte y cuidarte, abrigarte y ayudarte a seguir creciendo en las adversidades, comiendo con quienes comparten tu realidad y se reparten la comida que les ofrecen o compartiendo camas en albergues donde no hay propiedad privada.

Nunca es tarde para sentir el enfoque de familia de quienes vivieron atrapados en una mida, a cientos de metros bajo la superficie, esperando la muerte entre consejos de los más maduros en la profesión y animados por oraciones y logística concluyente de quienes quisieron amparar a los más indefensos en su lucha por sobrevivir.

Es comprensible escuchar la protesta, de boca en boca, de personas singulares que se ven afectadas en su orgullo y su proyecto, porque un miembro de su familia profesional, con la que comparten trabajo y penurias, ha sido amenazada por un contratiempo o un mensaje altisonante y por eso no tienes a tu lado a empleados sino a hermanos resentidos.

Hay familias económicas porque los intereses se reparten y los gastos a veces se multiplican, como la familia del euro, donde la incertidumbre es el vaso de leche del desayuno, los derroteros de los compromisos adquiridos son el primer plato del almuerzo y la tristeza de los esfuerzos exigidos debe ser el postre que complemente una maravillosa cena, porque se nos despierte la sensibilidad, pero donde nos debemos seguir criticando porque sólo hacemos desayuno y almuerzo, no cenando para evitar llorar y legislar para los más débiles; un ejemplo de lo que no debe ser una familia y donde algunos de sus miembros reclaman ante los demás porque falta un principio de igualdad de oportunidades.

Es maravilloso observar cómo se arropan los internos de una planta destinada a pacientes de cáncer, en cualquier hospital del mundo, porque tienen una afinidad común, ante la vida y la muerte, educándose para prevenir el dolor y formándose para afrontar el sufrimiento de las recaídas; una familia que debiera servir de ejemplo. 

Y no ampliamos muchas familias porque nos creemos al margen y vivimos ajenos a lo que les acontece a otros hermanos, que pareciese que los tratamos de bastardos, pero donde pudiera funcionar todo mejor y sin menos tele-maratones, sin buscar juguetes para regalarles cuando nos olvidamos que son hermanos y nos necesitan el 3 de marzo o el 7 de octubre y no el 24 de diciembre, cuando todo el mundo tiene que ver nuestros gestos, a veces dispersos y falsos.

También hay una familia en quienes se ven afectados y marginados, los no reconocidos y contactados, pero no una familia que no comparte nuestro apellido, porque todos debiéramos llamarnos con un nombre, de primer apellido "Adán" y de segundo apellido "Eva", con esto se acabarían los primos-hermanos y los suegros mal comprendidos, los hermanos tullidos y los cuñados que no se tienen en cuenta. 

Aprendamos a vivir como hermanos de una misma familia, eso le daría mayor sentido a nuestras vidas, sin connotaciones de abandono de quienes se sienten marginados ni alejamientos infructuosos ni incomprendidos, porque la hermandad la llevamos en la sangre desde que nacemos y la afinidad la tenemos que generar a diario con quienes nos la reclamen, en presencia y actitudes.

Gracias, tu amigo que nunca te falla


Juan

miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿A QUÉ LLAMO D. I. F .A .?

En una familia se pueden utilizar códigos de todo tipo, pero debe primar uno sobre todos ellos y ese es el que yo llamo Código D. I. F. A. (Diálogo Intra Familiar Aceptado), pues necesitamos unas normas compartidas de conducta, sembradas a través de preguntas, cultivadas con el diálogo y necesariamente cosechadas en nuestras actitudes diarias.

Este código tiene unas bases para que pueda funcionar:

   1. Las dudas se resuelven al interior de la familia, las de los padres preguntando a expertos y escuchando a los hijos, pero la de los hijos confrontando visiones del mundo entre ellos y respondiéndoles a sus preguntas e inquietudes.

   2. La verdad debe entenderse como la conclusión a la que llegamos después de un diálogo, ese momento de verdad que debe abrirse paso en la vida intra-familiar donde todos se auto-convocan alrededor de la mesa y se inicia un momento de reencuentro y de conocimiento, explicando o resolviendo, preguntando o explorando nuevos temas.

   3. Nadie es experto en nada ni lo desconoce todo, todo el mundo debe aprender de todos y el crecimiento siempre debe ser recíproco entre padres e hijos.

    4. Tiene que haber un método para llevarlo a cabo, o sea, una forma de intervenir democráticamente y en base a una equidad de género, con temas consensuados previamente para que todos lean lo suficiente para ahondar en la temática y sepan extraer aquellas preguntas que puedan complementar sus posibles vacíos.

    5. La logística tiene un interés especial, o sea, todo lo referido al espacio físico, el tipo de mesa, las sillas, el tiempo y el horario, el día de la semana que no incomode ni interfiera, el material que hay que aportar al resto de los miembros de la familia y el apoyo audio-visual si fuese necesario.

    6. Siempre debe haber un espacio para un invitado especial, cuando se haya determinado para qué es importante su presencia y por qué, qué queremos que nos aporte y cuánto nos puede servir esa asesoría adicional.

Una vez aprendido el código es fácil seguir unos pasos para permitir que haya este código D I F A en nuestro ambiente familiar:    

     1. Convoca a tu pareja, cuando aún sois sólo dos, para establecer una cultura del diálogo.
     2. Intenta aprender del otro y aporta con lo necesario para crear una metodología de aprendizaje en ti.
    3. Promueve en tus hijos un espacio, hora, día y temas para seguir con esta línea, si ya la empezaste o aplícala en este momento, nunca es tarde.
     4. Todos los jueves, a las 8 de la noche, vamos a reunirnos por una hora y vamos a hablar de temas que cada cuál va a seleccionar el que más le interese y deba preparar con ahínco para transmitir un mensaje, siempre que sirva para toda la familia y pueda apoyar el interés de sus familiares por preguntar y encadenarlo con otros temas de mayor interés o actualidad.
     5. El responsable de un tema debe prepararse a profundidad, como un verdadero catedrático, leyendo y consultando, preparando material y dictando su clase magistral ante toda la familia.
     6. Hay que estar preparado para responder a todas las preguntas que surjan, en el plano personal, profesional, relacional, vivencial, familiar, laboral, social, económico, político o intelectual.
     7. Hay que proponer la franqueza, honradez, sinceridad y compromiso en este espacio de diálogo familiar.
      8. Debe haber un secretario mensual para recopilar la información y elaborar una hoja resumen de todo lo expuesto y discutido.
      9. Cada cual debiera tener su propio archivo e ir reformando su visión temática, acorde a sus experiencias de vida, para contribuir a reforzar lo que los demás dieron por sabido y que les queda más por aprender.
     10. Todo debe ser aceptado por todos, en todo momento y su disolución sólo se daría si hay mayoría absoluta a su favor.

Sigue haciendo eso y verás cómo creces como ser humano y cómo te fortaleces en el D. I. F. A. Habrá momentos en que se va a necesitar de un apoyo en asesoría o consultoría y antes hay que llamar a todos, en la reunión previa, para anunciarles quién va a venir y por qué.

Hoy quiero transmitir que la reflexión empieza en el hogar. Vuestro amigo, que nunca os falla.


Juan.

martes, 13 de noviembre de 2012

HAY QUE HACER LAS COSAS BIEN COMO PADRES

Hay que hacer las cosas bien como padres y estar preparados para que algún día ese retoño que no sabe hablar te diga cuatro verdades o te pida explicaciones y sólo ahí, como el alcohólico que necesita tocar fondo para poder rebotar, te verás y te reconocerás como incompleto e inconcluso, frustrado y absorto, porque la verdad siempre llega.

Debemos vivir por estar presentes en las vidas de nuestros hijos aunque la película nos avergüence o nos ruborice, porque la presencia y el apoyo es lo que cuenta siempre, ya que algún día te van a decir que no fuiste lo suficientemente íntegro para apoyar y representar una obra de Dios que te tiene que pertenecer de por vida.

Hay que estar en la foto de los momentos donde los hijos se debieron comprometer en un empeño de lucha y tesón, aunque todo fuera ilusión de un rato, en la primera comunión o en el día de la confirmación, pero nunca hay minutos de acuerdo para malos comportamientos sino que se insistirá en buscar en la foto instantánea la presencia del padre o la madre y, si no se está, surgirá siempre la pregunta ¿por qué no conmigo?

Hay padres que se sienten agotados de recomendar y susurrar, de sugerir y convencer, pero el hijo siguió el camino y se hundió, por lo que los progenitores engañados y ninguneados, quieren aislarse y seguir caminando despacio su rumbo en esta vida, por lo que el hijo tiene momentos depresivos que pueden arrastrarle a una reflexión profunda y allí, donde el silencio de un cuarto manda, mal aconsejado, en la última etapa de su borrachera más triste, se preguntará, ...¿y por qué no aguantaron un poco más?.

Cuando se casan los hijos y no le aportamos con un mensaje de entusiasmo para que comprendan que, muy a pesar de cualquier circunstancia, seguiremos siendo cada día menos cobardes y más cercanos, estamos ausentes de compromiso, aunque presentes en el acto.

Cuando nuestros nietos nazcan y crezcan, preguntarán por qué no tienen una foto con el abuelo tierno que los estrecha en sus brazos y nuestros hijos nos mirarán y sentiremos la sorpresa del arrepentimiento que nos provoca la segunda generación y comprenderemos tantas horas desperdiciadas.

Si un hijo se acuerda de las voces de un profesor o de las caricias de un familiar antes que del calor de la mano de un padre es porque algo estuvo mal y con el paso de los años se secan las sensibilidades, los estímulos y se arrugan las esperanzas, por lo que con toda seguridad ningún tiempo pasado pudo haber sido mejor para estrechar y aplaudir, reforzando positivamente todo lo que hizo nuestra hija, por que siempre será la mejor.

Cuando nos pidan un consejo y seamos francos y no condescendientes, aunque provoque distanciamiento porque las palabras también pesan, para unos más que para otros, siempre les acompañará el soporte de nuestro ejemplo y nuestra reflexión, por lo que su actitud tendrá mucho de nosotros y seguirán sintiéndonos a su lado; esto, muy a pesar de todo, es preferible a condescender y pasar por alto lo que requería convicciones y pausa, pero que no pensamos lo que tendrá que ocurrir más adelante cuando nos reclamen que antepusimos el aplauso o la economía de un momento a una verdad que traspasara la humedad de un cariño.

Hay padres que desearían hablar con sus hijos porque les permitieron algo y la culpabilidad los acompañará durante toda la vida ya que se marcharon de este mundo, padres que perdieron oportunidades de mirarse al espejo con un hijo con convulsiones porque hubieran querido comprarle a la vida la mitad de los problemas que le pasan a su vástago, amortiguando su paso por este mundo; a todos ellos les recordarán siempre sus hijos.

Esos padres que creen que nunca van a ser marcados porque abusaron o escondieron, secuestraron o humillaron a sus hijos, sin razón en este mundo, pues sus hijos se instalarán en su propia conciencia y no les permitirán vivir con dignidad ni paz.

Aplausos para esos padres que no comen para que sus hijos no busquen en la basura, que no se visten para presumir de hijos bien vestidos, que sufren para ver alegres a sus hijos, que se abandonan para que sus hijos no pierdan su apoyo, que se callan para que nadie hable de sus hijos, que envejecen para que la vida no maltrate a sus hijos, porque los nietos serán los mensajeros de un agradecimiento desde el alma.

Ay¡ de esos padres que se revuelcan porque creen que sus hijos pueden crecer solos y los que piensan que la adolescencia es un invento antiguo, porque les sorprenderán y nunca podrán recuperar el tiempo perdido, almacenado de sufrimiento en el baúl de los recuerdos y para siempre.

Por eso y por muchas cosas más, hay que hacerlo todo bien pensando en ellos y no en nosotros, en su bienestar futuro y no en el aplauso presente, en su reflexión y no en su abrazo, porque todo llegará cuando tenga que llegar y si Dios lo permite, pero teniendo la seguridad de que nuestros gestos salieron de nuestro corazón de padres y nuestros abrazos de nuestra alma de progenitores.

Gracias por estar ahí, tu amigo

Juan.

sábado, 3 de noviembre de 2012

EL BALCÓN DE SERVICIOS

En los bancos a los que nos dirigimos cuando queremos resolver un problema hay una ventanilla donde pone  "Balcón de servicios" y ahí está el empleado que conoce todos los atajos para resolver nuestras inquietudes, siempre que no sean para ingresar o retirar dinero, indicándonos qué debemos hacer, cómo y cuándo hacerlo.

Los padres debieran construir en su tiempo libre un "balcón de servicios", permitiendo a los hijos que acudan para saber si deben o no deben salir, si es suficiente con el dinero que llevan o precisan más, si es responsable tomar decisiones asumiendo el riesgo o no.

Antes de abrir esta ventanilla en nuestras vidas debemos hacer un reajuste y adaptar las preguntas y los reclamos a esta opción, lo cual nos exige una preparación diaria en ciencias sociales y economía, cultura general y ética, relaciones humanas y ecología, prevención de riesgos, gíneco-obstetricia, andrología y avances en el mundo digital.

Imaginemos que un joven pregunta si es factible presentarse tal y como se es en facebook o que quiere interactuar en twitter, grabar una pelea entre jóvenes o ir a un mega-concierto donde hay riesgos evidentes, que desconocen si deben ir a un botellón o mantener relaciones sexuales sin protección, no le dan importancia en acudir a un prostíbulo o ni siquiera se han planteado si tiene alguna implicación futura la masturbación con fijación constante.

La primera condición que hemos de ponerles es que trabajamos si el pedido es con un día previo, pues es el tiempo que necesitamos para estudiar las condiciones del micro-ambiente con el que va a interactuar, las bases legales para poder orientarles y los fundamentos científico-biológicos para que haya credibilidad en nuestra decisión final.

La segunda condición que debemos pedirles es que haya confianza en el aporte de esta ventanilla y respeto por nuestro criterio, frente al que podrán apelar y protestar, pero exigiéndoles la misma prudencia en sus planteamientos y un peso específico importante en su re-planteamiento.

La tercera condición a rescatar es que los amigos pueden influir pero no deciden, así que pueden presentar todos los argumentos para promover una actitud de interés en los padres, aunque podrán desobedecer nuestra contribución si encuentran en nosotros desinterés o desparpajo, improvisación o manipulación.

El balcón de servicios es una oportunidad para que sigamos preparándonos como padres, vigilemos su crecimiento y su desarrollo, conozcamos su mundo y le participemos de nuestra experiencia pasada como un elemento indispensable para que desarrollen su propuesta, abríéndose un diálogo constante con formación de ambas partes y muchas veces aprenderemos de nuestros hijos.

No te cierres a abrir un balcón de servicios en tu vida, verás cómo no es tan difícil tomar decisiones y encauzar los pasos de tus hijos. Te lo dice tu amigo, que nunca te falla.


JUAN

domingo, 28 de octubre de 2012

¿HAY UNA BIBLIOTECA PARA PADRES?

Abrimos un libro y encontramos mensajes, consejos o recomendaciones para padres, desde el corazón de algún escritor, psicólogo, educador o entendido en la materia, pero todas las apreciaciones son lecciones que no pueden consultarse porque no hay una biblioteca para padres, excepto la que se va creando en el día a día.

Si queremos disponer algún día de una biblioteca tenemos que recopilar nuestras experiencias diarias y escribirlas, archivando luego nuestros escritos y poniéndoles título, porque ahí nos vamos a tener que dirigir en otras muchas situaciones semejantes y tan complejas como la que acabamos de atravesar.

La biblioteca debiera tener 9 volúmenes:

1. PRIMER VOLUMEN: NUESTRAS DUDAS COMO PADRES

Aquí tendríamos que incluir los silencios que tuvimos que guardar y las horas de insomnio que soportamos antes de tomar una decisión.

2. SEGUNDO VOLUMEN: NUESTROS VACÍOS COMO PADRES

Aquí incluiríamos nuestros minutos sin argumentos y nuestras vacilaciones porque no teníamos una base de conocimiento que nos inclinara hacia un platillo de la balanza u otro, en nuestro enfrentamiento o nuestras miradas directas con nuestros hijos.

3. TERCER VOLUMEN: NUESTRAS EXPERIENCIAS COMO PADRES

Es interesante encuadernar todas nuestras experiencias (negativas a priori, como una enfermedad incierta que luego se solventa, negativos para toda la vida, como un hijo que tiene un acortamiento de su vida por un accidente o una enfermedad rara, positivas como el éxito profesional de un hijo o positivas a medias, como la capacidad de lucha de un hijo para seguir afrontando su propia realidad).

4. CUARTO VOLUMEN: NUESTRAS REFLEXIONES COMO PADRES

Aquí debemos archivar lo que aprendemos de nuestros hijos y lo que nos enseñan en silencio, las preguntas que nos hacen y nos provocan reflexiones profundas, las llamadas de atención que nos lanzan para que nos preocupemos de nosotros mismos o los consejos que nos dan y que generan reflexiones en nuestra vida de relación de pareja o en nuestra propuesta profesional.

5. QUINTO VOLUMEN: NUESTROS DÍAS DIFÍCILES COMO PADRES

Ay de esos momentos en que nos llamaron la atención nuestros hijos porque vivimos sólo para nosotros o cuando esperábamos a recibir la noticia del sexo, en la sala de partos, al tener que otorgarles permiso para su primer viaje de fin de curso o su primera noche de discoteca, cuando dudamos en concederles la oportunidad de que presuman de vehículo o cuando tuvimos que enseñarles a caminar y desconocíamos si lo iban a lograr, cuando esperamos con ellos a la puerta de un salón donde desarrollaban un examen o en el momento de disertación de una tesis doctoral, cuando nos dicen que se van porque han elegido su destino o cuando deciden permanecer en el anonimato e incomunicados porque se quedaron sin argumentos para explicarnos lo que había sucedido, al preguntarles por una inconsistencia y descubrimos algo inusual y dramático o cuando nos llaman porque algún médico notó algo raro en su físico o su comportamiento.

6. SEXTO VOLUMEN: NUESTRAS ILUSIONES COMO PADRES

Aquí se escribe todo lo que se sueña y se espera, que no siempre es lo que va a ocurrir, incluyendo lo que nosotros no fuimos y lo que esperamos que sean, con esa carga de orgullo y templanza, al mismo tiempo, porque es una propuesta de vida que prolongamos a través de nuestros hijos.

7. SÉPTIMO VOLUMEN: NUESTRAS SOLEDADES COMO PADRES.

Cuando el hogar se queda vacío o cuando regresamos del cementerio dejando su cuerpo en un nicho, al regresar de un hospital porque fue operado o está bajo sospecha por algún problema de salud, al escuchar su voz en la distancia o cuando preparamos la maleta para ir a verlo a un centro psiquiátrico o una cárcel, de donde venimos con mayor soledad que con la que nos cargamos en la partida o cuando esperamos ansiosos en la sala de la residencia para ancianos a que llegue nuestro hijo y comprobamos que su sonrisa nos delata bienestar sin preocupaciones.

8. OCTAVO VOLUMEN: NUESTRAS RECOMENDACIONES COMO PADRES

Debemos anotar esos días en que escribimos sobre la masturbación o la menarquia (la primera menstruación), el respeto por los demás y el orgullo de llevar un apellido, al aprender a moverse en el mundo laboral o al iniciar una relación, al quedarse sólo en un internado o en la relación con los hermanos y familiares, al manejar el dinero que debe administrar o en sus momentos de opinión y diálogo, en su vida de relación social y en el trato con el alcohol y las drogas, en su apariencia física y en ese mundo virtual de las redes sociales.

9. NOVENO VOLUMEN: NUESTRAS LECCIONES APRENDIDAS COMO PADRES

Este volumen debiera incluir lo que aprendimos de sus abrazos y lo que nos quedó de su apoyo y su presencia, lo que dijeron que esperaban de nosotros y lo que nos dejaron de recuerdo y estela mientras que nos acompañaron.


Gracias por vuestra lectura, vuestro amigo que nunca os falla.


JUAN

domingo, 21 de octubre de 2012

¿CUÁNTOS TIPOS DE PADRES CONOCES?

Hoy me he puesto a repasar los diferentes tipos de padres y he llegado a la conclusión que hay:

PADRES PROTECTORES
Te abrigan y te protegen, tienen miedo que te pase algo y siempre estarán junto a tí.
PADRES DOMINANTES
Te imponen y te administran, tienen el afán de estar siempre por encima de tí.
PADRES CONTROLADORES
Te supervisan y te vigilan, tienen el deseo de que todo se cumpla de acuerdo a sus propósitos.
PADRES DEPENDIENTES
Te transmiten que sus decisiones son impuestas por terceros o por las circunstancias de la vida.
PADRES DESPREOCUPADOS
Te abandonan a tu suerte, con tus problemas y tus inquietudes, olvidándose que existes en este mundo
PADRES SERVILES
Te olvidan por servir a sus propios intereses y no están presentes a la altura de tus necesidades
PADRES DESCONECTADOS
No se mantienen enchufados con tus reclamos y propuestas, por lo que te excluyen de su proyecto de vida
PADRES PRIMERIZOS
Te justifican sus errores porque quieren convencerte de que son inexpertos y el tiempo les irá formando
PADRES SIN ARGUMENTOS
Te hablan y te miran, pero no tienen respuestas ni altura de miras para afrontarte y enfrentarte.
PADRES CONVENCIDOS
Te piden que no dejes de confiar en ellos porque nunca te van a fallar, están convencidos de todo.
PADRES RETICENTES
Te niegan todo porque todo se lo negaron a ellos y no son capaces de abrir oportunidades para ti.
PADRES IMPULSORES
Te cargan de gasolina para que sigas luchando con tus propuestas y se entregan como tu mejor guía.
PADRES ARRIESGADOS
Te dejan vía libre para que te desarrolles y no te apoyan decididamente, dejando sólo ante el peligro
PADRES MANIPULADORES
Te conducen para que nunca se pierda el cordón umbilical y seas el motor de sus proyectos.
PADRES DE CORAZÓN
Te quieren por lo que descargaron en tí sin haberte engendrado y agradeciso siempre por lo recibido de tí.
PADRES INVOLUCRADOS
Te piden que dialogues y participes con ellos en tu propio desarrollo, son arquitectos de tu presente y futuro
PADRES AMIGOS
Te tienen en cuenta y quieren que los tengas en cuenta, presentándose rejuvenecidos y cercanos.
PADRES SERVICIALES
Te ofrecen todo lo que tienen a su alcance para tu disfrute y crecimiento personal.
PADRES DESINTEGRADOS
Te dicen que están desagarrados por las circunstancias, que han perdido la entereza, la dignidad y la fuerza
PADRES ARRINCONADOS
Te manifiestan sus miedos y sus temores, sin saber que están creando hijos arrinconaditos.
PADRES CON GANAS
Te demuestran que nunca van a perder el entusiasmo por vencer cualquier obstáculo
PADRES DE PASO
Te dicen, en algún momento, que quieren acabar pronto con su tarea y luego Dios dirá
PADRES CONCURSANTES
Te demuestran que entre ellos concursan por alcanzar la preferencia selectiva de sus hijos.
PADRES FIELES
Te escriben en el día a día que no van a fallarte.
PADRES DE APOYO
Te acercan a su corazón cuando más los necesitas.
PADRES SILENTES
Te dicen que callarán por miedo a ser señalados y dejan de opinar sobre tí
PADRES HUNDIDOS
Te olvidan por miedo a que sigas su estela, olvidados y abatidos en los rincones más obscuros y tristes
PADRES ACABADOS
Te demuestran que no tienen deseo por superarse y quedan apaleados y fracturados en sus emociones
PADRES MARGINADOS
Te proponen que ese es el destino que te toca, porque ellos nunca fueron aceptados.
PADRES POLÍTICOS
Te dan el ejemplo que todos los seres humanos debemos ser políticos al velar por los demás con convicción
PADRES INTELIGENTES
Te provocan una apuesta por la formación diaria y la participación activa e integral en tu propio desarrollo
PADRES EMPRESTADOS
Te insinúan que están haciéndote un favor y que no les pidas más porque dejan todo a medio gas.
PADRES DE AUXILIO
Te agarras a ellos en circunstancias extremas y nunca les agradeces porque crees que es un deber
PADRES ENFERMOS
Te acompañan sin fuerzas y te rodean sin esperanzas, porque esperan que su hora llegue muy tarde
PADRES DESCONOCIDOS
Te miran a medias, te sonrien mirando a otra parte, te tratan con la punta del pie, te gritan porque estás ahí
PADRES DISTANTES
Te manifiestan que no les interesa tus comentarios y tus gritos, tus éxitos ni tus fracasos
PADRES INEXPERTOS
Te dicen que la respuesta pueda dártela algún conocido o vecino, porque no tienen bases ni experiencia
PADRES DESANIMADOS
Te transmiten que su confianza es mínima y que no se sienten animados a seguir proponiéndote un cambio
PADRES SIN TIEMPO
Te posponen cualquier conversación o mirada, porque se les acabó el saldo para tí
PADRES COLABORADORES
Te insisten en que le pidas cualquier cosa porque estarían dispuestos a abandonarlo todo por tí
PADRES DEMOCRÁTICOS
Te insinúan que todos los hijos son iguales ante la mirada de unos padres, en vida y en el testamento.
PADRES ACORRALADOS
Te agitan a que les ayudes a buscar una salida porque se encontraron perdidos y sin rumbo
PADRES INDECISOS
Te manifeistan que no saben qué hacer contigo y con tus circunstancias, descalabrando tus ilusiones
PADRES HAMBRIENTOS
Te esperan para que les sigas dando motivos para sentirse orgullosos de tí
PADRES LUCHADORES
Te demuestran que nunca van a detenerse en su intento por devolver a la sociedad un hijo íntegro e integral
PADRES RE INSERTADOS
Te aseguran que el cambio que han iniciado por tí lo van a mantener, para orgullo de quienes le conocen
PADRES SIN BANDERA
Te dicen que no te defienden ni te impulsan porque son ateos y analfabetos sociales, no tienen sello ni marca
PADRES DE COMPRA Y VENTA
Te hacen repetir y escuchar que los padres no tienen obligaciones y que te pueden regalar.
PADRES ORGULLOSOS
Te llenan la vida de elogios y caricias, intentando decirte que nada los haría más orgullosos, a veces vanal
PADRES OLVIDADOS
Te procuran algo material para compensar los olvidos que tuvieron de todo lo esencial en tu vida.
PADRES SOLITARIOS
Te ven y continúan su camino porque no quieren que les acompañes, ellos tienen sus motivos y no lo dicen
PADRES EN PARO
Te previenen que no desean seguir trabajando contigo, como padres y desean cobrar el desempleo.
PADRES VAGABUNDOS
Te arrastran a donde vayan sin analizar los puntos a favor y en contra, sólo para decir que tienen hijos.
PADRES CIEGOS
Te tocan para saber que está ahí porque no quieren ver quién eres, dónde vas y cómo creces.
PADRES SIN CONTROL
Te arrugan con sus falsas emociones y sus contradicciones porque han perdido el control de sus vidas.
PADRES SUPERVISORES
Te supervisan tareas y actitudes, decisiones, salidas y entradas, con el único fin de provocar restriccioens
PADRES TRISTES
Te sonríen sólo en tu cumpleaños o cuando hay alguien delante de los dos, pero no hay alegría en la relación
PADRES CON SUERTE
Te dicen que no te quieren e incluso te odian, pero dieron a luz hijos que les devuelven la pelota con cariño
PADRES MARCADOS
Te señalan a cada rato porque la vida los está señalando siempre por su pasado y su presente
PADRES REBELDES
Te comprometen a que protestes y te rebeles para que nadie les diga, algún día, que eres mejor que ellos
PADRES.COM
Te entregan una dirección de correo para que siempre les estés escribiendo y compartiendo virtualmente.


Gracias por seguir ahí, de tu amigo que nunca te falla.

Juan

martes, 16 de octubre de 2012

¿HABRÁ PADRES QUE HAGAN PRO FORMAS?

Al visualizar la posibilidad de ser padres, en unos casos nos plantearemos el reto de afrontar tal responsabilidad, en otros nos preocuparemos si estamos preparados para tal propósito y, en muy pocos casos nos convertiremos en contadores de lo que está por venir y haremos un cálculo de cuánto necesitaremos invertir, si no se suceden muchas circunstancias adversas, para sacar adelante a un hijo, como si esta propuesta de vida de ser padres pudiera calcularse a partir de una fórmula.

A pesar de todo, cualquier expectativa económico-financiera va a ser superada por la realidad  y será esta y no el bolsillo la que logre transformarnos y marcarnos para toda la vida, de la que aprenderemos a seguir siendo padres sin otros fondos de reserva que la presencia y la semejanza, por eso sufrimos si no se nos parecen o si se van muy lejos, que para nosotros puede ser simplemente la otra esquina del barrio.

Imagino los avatares de un embarazo con los gastos que conlleva, los consejos que se han de pedir y los cuidados a los que las madres se hacen merecedoras, en la mayoría de los casos con el soporte constante de unos abuelos que quieren llegar a serlo más que padres los progenitores. Al final, con el primer llanto del recién nacido se pagó toda la factura porque la felicidad nos devuelve intereses en la cuenta corriente de la vida y ahora empezamos a ser ricos de esperanza.

Sortear la incertidumbre de un crecimiento y desarrollo puede abrir una ventana a la desesperación por el abanico de sorpresas que podemos hallar en la salud de nuestro hijo o en nuestra propia salud, lo que puede condicionar abandonos o partidas, con el costo que puede implicar en la formación integral de nuestro hijo si somos nosotros quienes tenemos que irnos, de nuestra casa por separación o divorcio, de nuestra tierra por migración o de este mundo, cualquier reencuentro físico o espiritual, en algún momento y lugar compensaría la lista de gastos que se necesitaron antes del distanciamiento temporal o definitivo.

Sentirse inmerso en una red de despropósitos y falsas rutas, con el argumento de buscar sustento económico, puede obligarte a invertir en actitudes positivas toda tu vida con el afán de revertir tus comportamientos, esos que te llevaron a huir, entrar en la cárcel, vivir abandonado u olvidado de los tuyos. Si la vida te gratifica con una llamada de perdón o se presenta en tu vida y reconoce sus errores, pidiéndote a cambio otra oportunidad más, puede abrirse un corazón de buenas voluntades y unirte a un proyecto de futuro sin haberse borrado el pasado y así puede entenderse que hemos sido gratificados con una recompensa que no esperábamos ni quizás merecíamos.

El ruido de una ambulancia nos puede haber llevado a una sala de emergencias sin pensar en salir íntegro de esta coyuntura, pero la oportuna intervención profesional del personal de salud, la pericia del chófer y nuestras palabras de ánimo les ayudan a pasar la línea peligrosa de la puerta de cualquier hospital y cuando sale victorioso y dormido, abre los ojos recién intervenido y despierta, mirándonos con sueño, todo está pagado. 

Cuando las calificaciones no nos convencen y sufrimos porque nuestras ilusiones de verlo desarrollándose en un campo profesional y con éxito, invertimos en lo que sea necesario y discutimos, renunciamos y exigimos, para cargarlo de gasolina y que pueda circular el aprendizaje que le hará grande por su formación y sus aportes, pero al comprobar que a pesar de las bajas notas pudo sobresalir más adelante y que hoy nos alegra su liderazgo y nos compensa su presencia, hemos recuperado intereses más allá de lo esperado.

Cuando nos presenta a su novio-a y dudamos de que sea la pareja ideal, reconociendo que no hay una química que nos adentre en una relación fluida y agradable, convincente y segura, invertimos en lo necesario para los dos retoños y aprendemos a relacionarnos saliendo y entrando, hablando y viajando, pero cuando llegan los nietos y nos quieren más que a nadie porque esa pareja de la que dudábamos nos antepone a cualquiera, al haber notado nuestra presencia en su propia existencia, quedamos debiendo cariño a ese retoño de por vida.

Cuando dudamos de las decisiones de nuestros hijos y muy a pesar de nuestra insistencia dicen que todo está calculado y que no hay de qué preocuparse, buscamos invertir en confianza de nuestra parte, como lo esencial que ellos necesitan y nos encomendamos a Dios, sufriendo por el recrudecimiento de una úlcera gástrica o la repercusión cardíaca de un paciente hipertenso y padre, al mismo tiempo, cuando nos hablan los demás de la entereza de nuestro hijo y la capacidad de adoptar actitudes de riesgo por la seguridad de sus predicciones se nos quita el catarro de incertidumbre y ya recuperamos los gastos sanitarios.

Cuando escuchamos algo de nuestros hijos o lo descubrimos y no estamos seguros, pero son señalados y reconocen su culpa, gastamos en silencio y penas, aunque al recuperar la magnitud de una libertad tan esperada, con más canas de momentos de depresión que de exposición al sol, y corren a abrazarnos para palpar que aún estamos vivos y esperándoles, nos llega el premio mayor de la lotería y nos volvemos a sentir afortunados.

Por eso, unos padres no deberían hacer pro formas, ya que todo queda pagado por la vida de nuestros hijos y sus actitudes, a veces debiendo esperar pacientes o quizás en otras esperando que nos lo recompensen en el más allá, pero la actitud de espera para recuperar la inversión con un beso o una mirada siempre va a estar ahí, porque todos tomaron de esa responsabilidad y respeto a través del cordón umbilical.

De tu amigo, que nunca te falla,

Juan.


martes, 9 de octubre de 2012

OLVIDAMOS POR FALTA DE PRÁCTICA

Pensamos que siempre vamos a controlar las situaciones y seremos capaces de mantener un liderazgo necesario para mantener viva la relación padres-hijos, pero la falta de tiempo, las excusas, el amontonamiento de tareas o la necesidad de descanso en las horas libres nos conducen a dejar de practicar y, a la larga, lo que no se practica tiende a olvidarse.

Si no practicamos escuchando olvidamos dialogar, lo cual es un problema al aconsejar y   reorientar. Si no practicamos mirando estamos perdiendo la oportunidad de ver y observar, pudiendo conducir después. Si no practicamos hablando perdemos los momentos de diálogo y se van a buscar respuestas en la calle. Si no practicamos con el ejemplo ante nuestros hijos van a buscar otros modelos que imitar en familiares, amigos, conocidos, profesores o líderes de opinión, figuras públicas o políticos.

El gran problema no es si no practicamos pues podemos hacerlo en otro momento, lo grave es que dejemos de practicar a menudo y al final se olvida escuchar y empezamos a gritar por cualquier reclamo, olvidamos hablar y esquivamos las preguntas, se olvida dar ejemplo y nuestros hijos dejan de parecerse a nosotros, aunque tengan escrito parte de nuestro código genético, olvidamos mirar y se nos escapan los detalles que después tenemos que ir a mirar en una foto o una película, porque se nos olvidó el color del pelo, que a nuestra hija le gusta la minifalda o que ya le salió barba a nuestro hijo mayor.

Olvidar por falta de práctica es el Alzheimer de los padres, en su relación con sus hijos, pues se acabaron los roces y las miradas, los susurros y las caricias, ingredientes muy importantes para crecer como padres y regocijarse como hijos, en el regazo de unos padres que aún pueden dar ejemplo, mirar, escuchar y hablar.

Esto nos obliga a tener una agenda de la relación con nuestros hijos, donde escribamos todos los días, para que no se nos olvide, frases que nos recuerden que tenemos que decirle algo importante a un hijo, que tengo que mirar enamorado a mi hija, que debo escuchar las historietas del menor o enseñarle al mayor cómo debe tratar a su abuela o a su novia, si al llegar le doy un beso a su madre o le lanzo un piropo.

Pero esta agenda no puede ser de papel ni de cuero, sino que debe ser de sangre ya que debemos llevarla en el corazón y mantener la inquietud de que ahí no se borre nada que no queremos olvidar, tener presente que nosotros somos porque hay quienes van a continuar nuestra tarea y que ellos también sienten la necesidad de que los padres nos acordemos y los toquemos, que sientan la paternidad o la maternidad en nuestro toque y nuestros consejos.

Vivir para practicar es una decisión sabia, pues cuando nuestros hijos nos agradezcan lo que hicimos por ellos en vida lleva implícito un agradecimiento por lo que no olvidamos hacer y eso forma parte de su formación como seres humanos y transmitirán a sus propios hijos.

Ser padres implica practicar a diario para no olvidar y no olvidar la práctica diaria, un ejercicio que debe estar presente en nuestras vidas antes que comer, pasear o disfrutar del tiempo libre, porque el principal objetivo de unos padres debe ser la educación de sus hijos.

Gracias por seguir ahí, de tu amigo.

Juan

miércoles, 3 de octubre de 2012

¿A QUÉ LLAMAN TAREAS LOS PADRES?

Cuando hacemos las tareas de la casa nos cansamos de lavar y cocinar, reubicar los muebles y doblar la ropa, apagar la tele y también limpiamos el polvo y fregamos, lavamos los platos y hacemos las camas, todo es un paquete al que llamamos "las tareas de la casa" y parece que la testosterona no se llevara bien con ellas.

Reconocemos que es triste cambiar pañales y controlar los arrebatos de los más pequeños, perseguir a los adolescentes y sus secretos, mantener los adornos íntegros hasta la noche y esperar que te inviten a salir en la noche, aunque sólo sea la paga que vas a recibir día tras día.

Cuando se trata de la relación padre-hijos hay unas tareas que debemos cumplir y a veces desconocemos cuáles son porque no vienen referidas en ningún manual, pero hoy os voy a dejar 10 tareas, las esenciales, para que se vayan desarrollando poco a poco:

          A. LA JAULA: Unos padres deben aprender a vivir con sus propios hijos, observando y destacando, propiciando y revisando, detectando y descubriendo, por que la educación es un proceso de ordenamiento de todo lo que se ve para estructurar el libro de conducta de unos padres, escribiendo -página a página- sus reacciones y sus encuentros, en un espacio reducido porque ahí es donde más se valora la libertad de ser padres cuando puedas volar con tus hijos y emprender nuevos descubrimientos, como el pájaro cuando encuentra la puerta de la jaula abierta y, a veces, regresa según el trato que se le ha dado.
          B. LA MESA: Unos padres deben decidir con los hijos alrededor de una mesa, mirándose de frente y aportando, recibiendo y entregando, enseñando y aprendiendo, porque la escuela de la casa es el germen de cualquier propuesta escolar futura y profesional en el mañana.
          C. EL PAYASO: Unos padres deben aprender a disfrazarse para ser aceptados y manifestarse con la cara que los hijos quieren ver, con la que rían y disfruten, porque ahí van a interiorizar gestos y actitudes que luego incorporarán en sus actividades diarias.
          D. EL CONFESOR; Unos padres deben abrir espacios de diálogo para informarse y para explicar, para orientar y detallar, porque a pesar de que el secreto que te confiesen te llegue a abrir una herida, la penitencia debes ponértela tú, como padre o madre, si todo no va bien y hay que seguir confesando hasta que su vida no tenga secretos para tí y tú seas parte de su vida diaria.
          E. LA OLLA EXPRÉS: Unos padres deben aprender a ser como una olla exprés, que cuando se calienta y va a estallar abre una fuga para eliminar el vapor de agua y evittar un desastre, debiendo descubrir dónde tenemos esas oportunidades para canalizar nuestros momentos de saturación y dificultades.
          F. EL COLADOR: Unos padres deben transformarse en un colador, para que todo lo que surja de la relación entre padres e hijos sea colado, a diario, pudiendo eliminar el desecho y dejar que pase lo bueno, lo que tiene contenido, lo que va a edificar en la relación y a contruir en nuestros hijos.
         G. EL DECORADOR: Unos padres deben saber que cada día deben aprender a decorar el espacio en el que juegan y disfrutan nuestros hijos, no sólo por el desorden que provocan sino para entiendan que ahí estuvimos nosotros para arreglar los cuadros y los libros, la cama y la ropa, todo lo que necesiten porque siempre estaremos vigilándoles y animándoles a que aprendan del orden una estrategia para ordenar5 sus propias vidas.
         H. EL MALABARISTA: Unos padres deben aprender a balancear el presupuesto para que no tengamos que decir "no" a nuestros hijos, alcanzando para todos por igual, como un buen malabarista, porque el arte de mantenerse sin errores es la práctica diaria, donde debemos practicar y restar de lo superfluo para seguir invirtiendo en lo que realmente tiene sentido, el bienestar de nuestros hijos.
          I. EL CHATEADOR: Unos padres deben aprender a chatear con sus hijos, a diario, como amigos, para que lleguen a conocerse en la alegría y el relax, el cansancio y el llanto, la opresión y la libertad, sólo así se pueden acercar los seres humanos con confianza, cuando se conocen plenamente.
          J. EL MENTALISTA: Unos padres deben aprender a imaginar lo que pasa por la mente de sus hijos, las respuestas que nos van a dar y las escapatorias que se van a inventar, porque les hemos enseñado a decir la verdad y a compartirlas con nosotros, sólo así se evitarán los accidentes de las relaciones padres-hijos.

Gracias por seguir ahí, de tu amigo que nunca te falla.

JUAN 


martes, 25 de septiembre de 2012

¿ES BUENO QUE SE NOS NOTE EN LA CARA?

Pasamos por la vida creyendo que todos los demás son simples espectadores en el teatro de la vida y que podemos esconder nuestros sentimientos y nuestras apreciaciones, pero la verdad es que a pesar de lavarte y ducharte, empolvarte y masajearte con un excelente perfume, colorearte y peinarte con un afán revoltoso, todo se nos nota en la cara. 

Creemos que podemos esconder nuestra ansiedad porque llega el momento del parto o nuestras iras por algún imprevisto que alteró nuestros planes, un comentario que trastornó el rato en que nuestro hijo jugaba abiertamente o un roce con el vecino al comparar a los niños y destacar en el otro lo que no encuentras en el tuyo.

Pensamos que podemos maquillar nuestro coraje por unas malas calificaciones o un comentario que se regó por el vecindario, teniendo como protagonista nefasto a nuestro hijo, un aspecto o una enfermedad que lo señala o un trastorno que lo mantiene escondido y sin capacidad de relacionarse con los demás.

Soñamos con que nadie se percate de nuestro adelgazamiento por el sufrimiento de que un hijo no come, desconocemos si es el momento para llevarle a un profesional porque aún se orina en la cama, una hija que menstrúa a una edad muy temprana o llevamos el dolor de un hijo adoptado y que no conoce sus orígenes, aunque tengamos incertidumbre al comunicárselo porque adopte una actitud de huida.

Reflexionamos y salimos a la calle sonriendo con una máscara de felicidad, pero detrás se esconde la verdad de un hijo alcohólico o drogadicto, un tratamiento prolongado por una epilepsia que no se controla o una enfermedad incurable y alguien nos dirá, algún día, que se nos nota en la cara.

Crecemos y nos cambiamos de residencia para esconder que nuestra hija es madre soltera, nuestro hijo discapacitado no se integra fácilmente o alguno de nuestros hijos atraviesa situaciones dramáticas de desempleo forzado o aislamiento impuesto al haber cometido algún delito.

Masticamos la rabia de no tener una herencia que transmitir y legar, vivir ausentes por la demencia de alguno de los progenitores, tener que desplazarse en autobús por no tener vehículo propio, vivir alejado y tener que caminar para subsistir y aprender, pedir limosna cuando otros estropean libros de texto o mirar cómo se deshilacha la cortina maltrecha de la sala, porque separa dos cuartos improvisados, en lugar de ver una televisión de última generación.

A pesar de todo lo que nos pase, como padres, es bueno que se nos note en la cara y no tengamos que pintarnos y disfrazarnos a diario, ello implica que hemos aceptado nuestra condición y nuestra verdad, nos conocemos cada día mejor y somos personas de apoyo, no padres agotados por la vergüenza ni el deshonor de nada ni de nadie.

Sí, definitivamente es bueno que se nos note, porque a pesar de que nos señalen, en la verdad bien transmitida podemos hallar el consejo que nos ayude a abrir una ventana de esperanza para poder resolver el problema y luego servir de guía a otros padres para que puedan construir su proyecto de familia sin que tengan miedo de que se les note a ellos en la cara cualquier sufrimiento, disgusto o malestar.

Gracias por seguir siempre ahí. Vuestro amigo. JUAN

domingo, 16 de septiembre de 2012

LA TEORÍA DEL EMBUDO

Normalmente creemos que unos padres deben disfrutar de sus hijos a su antojo, tal y como Dios les de a entender, sin preocuparse de su formación diaria y mucho menos de futuro. Esto es una terrible equivocación y para ello hay que estudiar, diariamente, las posibles alternativas y valorarlas oportunamente por la repercusión que pueden tener en el desarrollo integral de nuestros hijos.

Con tal propósito he creído aplicar la "Teoría del embudo" que, colocado boca arriba, es capaz de recibir un volumen importante de líquido y filtrarlo para llenar una botella, aunque sea gota a gota, pero puesto boca abajo, sólo filtra un poco y se nos desparrama porque la base es muy ancha y el cuello de la botella muy estrecho.

Con esto quiero transmitiros que hay circunstancias en la vida de relación de los padres y los hijos, en que debemos colocar el embudo boca arriba, con el único fin de que entren todas las dudas y los interrogantes, ante cualquier situación concreta, para poder filtrarlas y que sólo se destilen aquellas que merezcan la pena para llenar la botella de esas ilusiones y mensajes que son tan necesarias para seguir creciendo.

Habrá quien piense que el embudo boca abajo también puede ser interesante, pero en este caso debe ser para filtrar las grandes frases y los maravillosos ejemplos de vida, con lo que después se pueden dispersar y podemos sacar muchas conclusiones que pudieran apoyar el crecimiento en diferentes esferas de la vida de relación de nuestros hijos.

Un niño que le dice a los padre "Un gran filósofo decía que yo soy yo y mis circunstancias", pero ¿cómo puedo aplicar esto en mi vida?. Entonces debemos colocar un embudo boca abajo, porque es una reflexión tan importante que nos puede convocar a que extraigamos muchas conclusiones (de algo estrecho se obtiene una base ancha), y así podemos indicarle que las circunstancias definen nuestro futuro, dependiendo de qué circunstancias aceptemos a nuestro alrededor (amigos desconcertantes o grandes profesores guías, amigos de los que construyen u oportunistas de bar y media noche, compañeros de estudio o sociópatas empedernidos y abandonados a su suerte).

Pero si un hijo nos dice ¿Qué pasaría si me reúno con amigos que no piensan en el futuro y se drogan?, entonces tenemos que colocar el embudo boca arriba para recalcarle que todas las oportunidades y circunstancias a las que se está enfrentando, quizás por azar o por no haber sabido seleccionar bien su grupo de amigos, los que determinan sus circunstancias en su vida diaria, pueden terminar aseverando las palabras de un gran filósofo (yo soy yo y mis circunstancias) y así vamos de lo más ancho (las apariencias y las reflexiones generales) a lo más estrecho (la conclusión).

Si una niña nos comenta que tiene amigas que no dudan en tener relaciones sexuales tempranas sin protección, porque quieren tener una sensación más placentera y disfrutar de su cuerpo, tenemos que aplicar la teoría del embudo boca arriba, pues por la boca ancha entran todos los comentarios (lo que se habla) y con los consejos de necesidad de protección (por las enfermedades de transmisión sexual) y la posibilidad de ocurrencia de embarazos no deseados, los interrogantes sobre las malformaciones y la incapacidad de haber elegido bien la pareja en tan poco tiempo y sin conocimiento, podemos sacar una conclusión (que sería el cuello del embudo o la parte más estrecha) "más vale reflexionar antes de comprometerse por lo que puede implicar para mí como riesgo para mi salud y como experiencia de amor o que me marque un momento crucial en mi vida como desesperante y amargo".

Un joven nos cuenta que quiere suicidarse y entonces tenemos que aplicar la teoría del embudo boca abajo, porque nos está aportando con una conclusión (el cuello del embudo), pero tenemos que conocer todos los condicionantes que le llevaron a tomar esa decisión (se siente marginado, no puede abandonar las drogas, ha tenido una frustración en el amor, se ha enterado que es adoptado, no le aceptan su identidad sexual, es incapaz de superar una actitud que cometió o está inmerso en una depresión profunda), por lo que analizando cada situación concreta podremos viabilizar una solución de conjunto.

Un padre no sabe qué hacer con un hijo muy enfermo o discapacitado, tiene miedo de enfrentar el futuro y los vecinos, se esconde de familiares y amigos, renuncia a todo para refugiarse en su dormitorio y no encuentra soluciones en la oración, por lo que el hijo aplicará la teoría del embudo boca arriba y empieza a presentarse a un padre que aún no le conoce por dentro para explicarle, con detalle, que está confundido con él y que las apariencias engañan, hasta que le convence de que es una obra de Dios, como cualquier otro ser humano (esa es la conclusión o el cuello de botella) y así reflexionará y saldrá a la calle orgulloso u orgullosa de quien es padre o madre.

Unos padres se van a divorciar porque es la conclusión a la que han llegado después de mucho tiempo y los hijos aplican la teoría del embudo boca abajo, para sacar a la luz todos los detonantes y empiezan a analizarlos y desgajarlos, para que se den cuenta de que no sólo tienen hijos sino jueces de una relación paterna y sabrán aplicar la mejor jurisprudencia, pero con un castigo que habrá que pagar si no le hacen caso.

Procura no agobiarte y no dejes pasar por alto la teoría del embudo en tu relación con tus padres o a vosotros, padres, en la relación con vuestros hijos.

Juan, un amigo que nunca os falla.

domingo, 9 de septiembre de 2012

LA ANATOMÍA DE UNOS PADRES

Una relación entre padres e hijos debe ser estudiada, también, desde el punto de vista anatómico, diseccionándola oportunamente para entrever en sus propias entrañas los determinantes de que todo vaya bien o que sea un verdadero desastre y con el agravante de que nadie te sabe explicar dónde estuvo ese tornillo que faltó para engranarla y conducirla adecuadamente.

La boca de la relación padres-hijos está en la puerta de tu propia casa, pues de ahí pueden salir palabras altisonantes o consejos muy válidos, al igual que tu hijo puede salir a la calle con una orientación previa o por  instinto animal y sin atender a recomendaciones previas, todo lo cual condicionará el futuro incierto en esa tarde y si sus decisiones se sujetarán a consultas a los padres o, tenga la edad que tenga, se creerá auto-suficiente para afrontar su propio destino.

La nariz de la relación padres-hijos está en la ventana de su cuarto, pues deja salir un aliento cargado de secretos y contaminado de alcohol o droga, mientras que se permite que entre el aire fresco de la tarde, que bien puede traer aroma y frescura a río o playa, amén de olores que te despierten el apetito o te motiven a acercarte para saludar a quien pase por debajo. Una relación ventilada es aquella en la que se han tratado todos los problemas pendientes y se airearon las dudas, con lo que se desprendieron de su nariz los mocos de un catarro generacional que puede provocarle una complicación y terminar por necesitar asesoría y consultas especializadas porque la gripe se nos fue de las manos y la relación se ve frustrada porque a los pocos días te traen su cuerpo, víctima de un accidente o del liderazgo de un pseudo-amigo, enfrascado en ser el motor del grupo o la pandilla.

Los oídos son las puertas abiertas, porque si oímos lo que pasa, dentro y fuera, en la planta baja y en el segundo piso, estaremos disponibles para atender y no seremos ajenos a secretos o violaciones de la confianza, pudiendo enseñarle la verdad de una relación abierta donde ellos también pueden observar y mirar, descubrir e integrar actitudes y voces, relaciones y besos, algo muy reconfortante para crecer como ser humano y pudiendo contrastarlo con la mentira y la apariencia de la calle.

Las manos están representadas por el rol que desempeña en un hogar donde se le resalta lo bueno y los cambios, haciendo una apuesta por su integración voluntaria en los problemas y proyectos, fomentando su participación activa en las decisiones y soluciones que haya que tomar; ese liderazgo intra-familiar le alejará de esas falsas actitudes de liderazgo empeñado en satisfacer las necesidades del grupo a costa de olvidarse del bien común.

Las piernas de la relación padres-hijos está representada por la responsabilidad que hay que cultivar, pues así como las piernas nos permiten desplazarnos esa verdad que se genera desde el respeto responsable y el amor comprometido son elementos indispensables para desarrollarse a plenitud y poder estar seguros, como padres, de que luego lo implementará en su hogar para perpetuar esa parte de la herencia con la que le queremos legar en un futuro próximo y así sabremos que es responsable con sus tareas y con sus relaciones, en los momentos de reflexión y ante un planteamiento moral o ético.

El ombligo de esta relación, sin embargo, estará siempre en nosotros, pues nuestra disposición y preparación como padres puede servir para acordarse que por ahí nos alimentamos en el interior del vientre materno o que es un espacio que sólo alberga basura y pelusa de la camiseta. Hay que pretender crecer como padres, a la par que nuestros hijos, ya que nuestra presencia es ese ombligo que se rascará o siempre lo recordará, protruído o hundido, pero es parte de ese vínculo madre-hijo que le permitirá siempre volver a sus orígenes y mantener esa lucha por no olvidar y siempre buscar la entrega con quienes le procrearon.

Nuestra uretra y nuestro ano serán los momentos de diálogo, donde nos liberaremos de todos los desechos que nos están impidiendo digerir y respirar adecuadamente, a partir de preguntas y respuestas, un vínculo que hay que sembrar en la infancia para que luego ellos sean capaces de recoger, como fruto positivo de una experiencia sin igual.

Los pulmones de la relación son los momentos de relación social en donde pueda respirar libremente, porque también necesita libertad, pero sugiriéndoles que nos relaten lo acontecido para reconocer si hubo errores, opiniones o deslices que puedan, más adelante, comprometerles o herirles sin han llegado a vincularse afectivamente y desconocen las consecuencias, a corto, mediano y largo plazo.

Gracias a todos los que siguen leyendo y opinando, me siento privilegiado con vuestra lectura y reflexión.

Dr. Juan Aranda Gámiz.

domingo, 2 de septiembre de 2012

DE MUTUO ACUERDO

Cuando dos seres humanos quieren emprender un proyecto de vida de padres, deben establecer unos puntos cardinales de convivencia y unas reglas de juego que, aunque se sabe cuáles deben ser (al norte el respeto, al sur la igualdad de oportunidades, al este un paralelismo en el crecimiento y desarrollo de los dos y al oeste el diálogo constante), se debe aprender a socializarlas y firmarlas "de mutuo acuerdo".

Cuando hay el deseo de tener un hijo se debe emprender una reflexión, tan necesaria como elemental, que quien está por venir no va a solucionar problemas de relación de la pareja ni va a evitar que uno de los dos salga huyendo y el niño sea el condicionante para retenerlo, que se busca un determinado sexo o que sólo nos puede tocar un organismo sano en una mente sana, pues hay que aprender a aceptar antes de recibir lo que Dios nos de, "de mutuo acuerdo".

Cuando empiecen los primeros llantos y quejas, abusando de nuestro tiempo de descanso, tiene que haber un horario pre-establecido para levantarse y para lavarle, para consolarle y pasearle, pues el niño tiene que acostumbrarse a que ambos tienen los mismos dones, uno listo para amamantar y el otro no, pero que su atención es una tarea de dos "de mutuo acuerdo".

Cuando vaya creciendo y haya que moldear sus actitudes, en relación a consejos de amigos y tiempo para el estudio, primeras cartas y llamadas o la ropa que debe estar a la moda, en esa lucha generacional donde creemos que siempre vamos a salir perdiendo, hemos de hablar entre nosotros y las decisiones transmitirlas a nuestro hijo cuando la decisión sea "de mutuo acuerdo".

Cuando decidamos tener otro hijo o quiera el primogénito seleccionar una carrera o traer a su pareja a la casa, no podemos dudar sino pedir tiempo y convocarnos como padres responsables, analizar la propuesta y transmitirle una opinión, sustentada en una valoración de cada situación concreta, porque ya hay una impresión de la pareja de padres "de mutuo acuerdo".

Cuando se nos acerque para preguntar si es verdad que es adoptado y que a pesar de nuestro cariño mutuo quiere seguir a su cordón umbilical y conocer o estar al lado de su madre biológica, hemos de abrir los brazos y dejar hacer para que la vida le permita reencontrarse a sí mismo, pero hay que hacerlo "de mutuo acuerdo".

Cuando uno de los dos en la pareja sea llamado por Dios, se deba transmitir una firme decisión de ruptura entre los padres (divorcio o separación) o vaya a entrar una persona desconocida a ocupar el lugar de padre, debemos presentarle a nuestros hijos un papel escrito con la firma de sus dos padres biológicos, pues esto se debió haber tratado antes de que uno parta o se responsabilice de ellos por distanciamiento del otro y ya debimos haber firmado la decisión que debimos adoptar, a fin de transmitírsela a nuestros hijos "de mutuo acuerdo".

Cuando traiga algún suspenso, si algún amigo lo arrastró por caminos equivocados o fue capaz de fallarle a sus principios, llegará a la casa buscando refugio en el miembro de la pareja más sensible y desesperado, quien más le protege y menos le desafía, pero hay que presentarle un castigo, porque debe aceptarlo como un deseo forzado "de mutuo acuerdo".

Cuando deje de querer a un familiar o haya distanciamientos con su propia pareja, abandone algún proyecto o se aleje sin razón, tenemos que hablar por teléfono -si no está presente- o llamar a la puerta de su habitación -si aún está entre nosotros- para decirle que estamos sufriendo y que necesitamos que nos hable a los dos, porque es un deseo "de mutuo acuerdo".

Si su identidad sexual nos sorprende, tiene algún dolor que no nos quiere transmitir, se calla discrepancias con sus profesores, hay miedos que lo están sofocando o interrogantes que lo asustan, ha escuchado algún comentario del médico que quiere conocer, para planificar su futuro, en el caso de alguna enfermedad grave o catastrófica, se siente diferente al resto de amigos o es rechazado, tenemos que coger nuestras propias armas (verdad para transmitirla, amor para escucharle, sinceridad para explicarle y templanza para soportar el momento) y ponernos a su lado "de mutuo acuerdo".

Si no sabe qué hacer con sus propios hijos, si tiene necesidades que no puede resolver, si ha decidido irse a vivir muy lejos, si ya no nos hablamos mucho por falta de tiempo o si cuando quiera regresar ya no estamos, porque nos fuimos de viaje con las maletas hechas de la vida, respondiendo a la llamada de Dios, tenemos que escribirle una carta donde ponga: estemos donde estemos siempre estaremos esperándote para seguir hablando contigo, nos llames por donde nos llames, "de mutuo acuerdo".

Gracias a todos mis amigos, por seguir ahí

Juan Aranda Gámiz

viernes, 24 de agosto de 2012

LA CAJA DE HERRAMIENTAS DE LOS PADRES

Los padres deben considerar que necesitan una caja de herramientas con lo necesario para cualquier avería en la relación padres-hijos, sin olvidarse lo necesario por cualquier imprevisto y de cualquier índole; mantenerla en buen estado, equipada y ordenada, actualizada y con brillo, esa es la verdadera tarea de unos padres, con su propia caja de herramientas.

Es fundamental llevar una sombrilla de mano, porque ocupa poco espacio y ante la tormenta de dudas, ese enjambre ruidoso de críticas que parecen caer arreciando desde el cielo, es ideal abrirla y esperar a que pase el chapetón sin que moje o penetre, pues luego te puedes arrepentir de haberte expuesto a un temporal que no te esperabas. Así, después de algunos días podrás hablar con quien provocó esos nubarrones y analizar cómo se formaron y de qué forma se derramó su contenido en forma de tormenta tropical, esa es la condición para entablar un diálogo entre padres e hijos, fuera quien fuese el que goteaba injurias y amenazas, mentiras o palabras de repudio y alejamiento.

Es ideal disponer de unas tenazas, porque siempre hay clavos que penetraron profundamente en el cuerpo y el alma del otro, a costa de golpes de martillo, ese mazo que está hecho de personalidades difíciles de moldear y con un acabado imperfecto, educados con la dureza de la calle y brillando de irresponsabilidades y coraje maldecido; ahí hay que sacarlos para rellenar ese vacío que queda con presencia y compañía, una pizca de comprensión y verdad.

También hay que llevar una cinta métrica, porque es importante medirnos con respecto a nuestros hijos y analizar si vamos disminuyendo nuestra talla en relación con quienes están estirándose, porque eso hay que compensarlo con centímetros de consejos buenos y milímetros de aproximación para que entiendan que no hay mejor patrón que los padres, porque son tela de la misma tela y del mismo tejido.

No se nos puede olvidar una tijera, porque debe haber momentos para inaugurar y cortar la cinta, con lo que recibiremos el aplauso por haber inaugurado un curso para padres, dirigido por nuestros hijos y haberlos convocado a un curso para adolescentes dictado por nosotros; una impronta que debe quedar grabada en la mente de quienes nos observan porque han comprobado que estamos dando pasos en esta relación, a veces entendida como competencia porque los hijos nos superan en adaptación y compromiso, por lo que queremos competir sin calentar previamente nuestra musculatura y por eso nos agotamos fácilmente y queremos controlar la situación con golpes o con voces, cuando en el fondo debe haber una alacena para almacenar la calma y la paciencia, las únicas herramientas con las que se construyen vidas para el futuro.

Ay de quien se olvide un lápiz, porque debemos anotar todo lo que ha pasado y lo que hemos dicho, con lo cual podremos seguir la conversación en otro momento y lugar, sin haber perdido el hilo de lo dialogado; es fundamental que entendamos que detrás de cualquier actitud hay una verdad que siempre debe ser la misma, por lo que no debemos olvidar las promesas ni las delegaciones, las oportunidades ni los deberes, todo cuenta en una relación que no debe ni puede perderse una hora para seguir creciendo mutuamente.

Te recomiendo que nunca te olvides un papel, porque ahí pueden enviarse notas cuando las palabras altisonantes estén dispuestas a salir por la boca de cualquier padre o hijo, atacándose como contrincantes en una pelea con mucha carga genética. También puedes establecer unas normas básicas de relación, para respetarlas de parte y parte, como una constitución aplicable al seno familiar, de donde salen enmiendas y reformas que son los momentos de crecimiento que van necesitando libertad y los momentos de agotamiento que también requieren paz y ambos, en cualquier caso, van a precisar una referencia escrita a la que puedan dirigirse ambos y así se mantendrá estable la relación por siempre.

Cuida tu caja, siempre y cuando tengas dentro agua oxigenada para limpiar y asear las heridas provocadas y aún abiertas, con lo que aprovecharás para impulsar su cicatrización oportuna, es la mejor forma de asepsia a partir del diálogo inter-generacional, entre padres e hijos.

Pon alcohol para desinfectar las manos y no contaminarlas abrazando instrumentos para golpear, humillar, destruir o aniquilar, ya que el proyecto de relación entre padres e hijos debe ser un proyecto de manos limpias, sin amenazas ni violaciones, sin reprimendas que dejen huella ni contusiones de verbos apretados por las prisas y deformados por la falta de tiempo y el odio no vomitado.

Al final, lo cubres todo con algunas servilletas, porque es importante secar el sudor y seguir luchando en esta tarea que debe tener contundencia y amor, al mismo tiempo, pero incluso para ofrecérsela a quien tienes en frente y permitirle que te ayude a secar la saliva que quedó goteando cuando la rabia ya llegó al suelo desde tu boca.

Si en algún momento has necesitado usar alguna herramienta busca lo necesario para darle el mantenimiento necesario y tenerla disponible para otra ocasión. Sé un mecánico responsable y siempre lleva la caja de herramientas contigo, porque el futuro de la relación depende de que hagas un buen trabajo, todo lo profesional que puedas o una chapuza de la que te puedes acordar toda la vida.

Un fuerte abrazo de un amigo que nunca te falla.


Juan Aranda Gámiz

lunes, 13 de agosto de 2012

¿HAY UN TALLER PARA PADRES?

Debemos considerarnos vehículos que correteamos calles y carreteras, pero no somos máquinas porque pensamos en que transportamos seres humanos y maletas, debiendo cuidar nuestros engranajes y lubricar nuestras piezas, vigilar la cantidad de aire de nuestros neumáticos y cambiar el aceite, cada cierto tiempo, tener el depósito cargado y agua para el limpia-parabrisas; sólo así aseguraremos un viaje sin sobresaltos.

Todo esto lo hacemos porque somos responsables y queremos que nuestra tripulación y cuantos viajeros llenen los asientos vacíos de nuestro vehículo se sientan cómodos y confiados en que realizamos bien nuestra tarea y que ningún imprevisto, control de carreteras o despiste nos va a impedir cumplir con nuestra tarea de llegar felices, sanos y salvos a destino. Esto condiciona muchas horas de limpieza y algunas más de mecánica, para recibir la asesoría y el apoyo necesarios para que todo funcione adecuadamente.

Un padre o una madre, entendidos como vehículos que transportan viajeros muy especiales, como son nuestros hijos, deben tener claro que nunca iniciaron su recorrido, desde que salieron de la concesionaria de personas solteras y arrancaron su recorrido de vida de pareja, con un manual "para padres" debajo del brazo, sino que después de la primera revisión "cuando fuimos padres por primera vez", nos entregaron unas indicaciones elementales:

                                    1. No lo aceleren mucho, traten a este viajero (su hijo) con sumo cuidado.
                                    2. No se olviden de las revisiones (consultas al Pediatra, lactancia y vacunas).
                                    3. Es normal que al principio nos preocupemos de cualquier ruido (llantos, gases).

Pero nos empezamos a preocupar porque nos falta el sueño y porque no lacta lo suficiente, porque engorda mucho o porque se orina en la cama cuando queremos quitarle el pañal, porque no controla esfínteres o porque no crece como el vecino. Empieza a parecerse a todo el mundo y los rasgos cambian de un día para otro, dependiendo de quien opine, porque para eso siempre hay expertos, nosotros mismos creemos que hemos engendrado y procreado un fenómeno porque mueve un dedo y creemos que nadie antes lo había hecho a una edad tan temprana, por lo que empezamos a sobre-protegerle y generamos expectativas infundadas de las que luego nos vamos arrepintiendo con el paso de los años.

Entonces necesitamos sentarnos y buscar en la guía telefónica un "Taller para padres" y cuando queremos concertar una cita, nos sorprende un mensaje grabado:

    Bienvenidos al único taller para padres:
 
    1. Si usted es un vehículo estropeado y no se adapta a las circunstancias de la paternidad, pulse 1.
    2. Si usted tiene un viajero (hijo) con el que es imposible conectarse pulse 2.
    3. Si a usted le falta mantenimiento pulse 3.
    4. Si su viajero es diferente a los demás y es viajero de otro vehículo (adoptado) pulse 4.
    5. Si su viajero no se siente cómodo (es hiperactivo) pulse 5.
    6. Si el vehículo requiere cambio de aceite (que el padre haga un curso de reciclaje) pulse 6.
    7. Si el vehículo (padres) requiere un lavado y engrasado (busca sólo apariencias) pulse 7.
    8. Si el viajero (hijo) quiere anular su boleto (no desea ser su hijo más tiempo) pulse 8.
  9. Si el viajero (hijo) lleva muchas maletas y no entra otro viajero (hijo con muchos problemas y no    sabemos si es prudente tener o no otro hijo) pulse 9.
  10. Si el viajero (hijos) se va a quedar en la primera parada (tiene pronóstico fatal a corto plazo) y no sabe si merece la pena arrancar el vehículo, porque no hay más viajeros, presione 10.

Una vez que presione cualquiera de los botones (extensiones, del 1 al 10), va a salir otro mensaje grabado:

   A. Gracias por pulsar el botón 1: Puede faltar paciencia, tolerancia, decisión, ánimo, empuje o convicción
   B. Gracias por pulsar el botón 2: Puede haber exceso de libertad o de control, falta de diálogo o tiempo
   C. Gracias por pulsar el botón 3: Puede tener falta de rodaje, su infancia no fue de apoyo o no se dedica
   D. Gracias por pulsar el botón 4: Puede haber desconfianza, desapego o miedo a comunicárselo
   E. Gracias por pulsar el botón 5: Puede que sea un hogar muy exigente o haya demasiados controles.
   F. Gracias por pulsar el botón 6: Puede necesitar saber quién es, cómo hacer un proyecto o escuchar.
   G. Gracias por pulsar el botón 7: Puede necesitar que examinen a los padres y sigan tratamiento.
   H. Gracias por pulsar el botón 8: Puede haber adicciones, presión externa en mayor grado que interna.
   I. Gracias por pulsar el botón 9: Puede necesitar opinión de su viajero o explicarle la palabra hermano
   J. Gracias por pulsar el botón 10: Puede faltarle deseos de vivir y aprender de quien le va a dejar pronto

Después de escuchar atentamente la grabación telefónica, le van a proponer alternativas:


   A. Gracias por pulsar el botón 1: Vaya a la sección de electricidad y vea todas las conexiones.
   B. Gracias por pulsar el botón 2: Vaya a la sección de dinámica y compruebe el confort.
   C. Gracias por pulsar el botón 3: Vaya a la sección de mantenimiento y observe el desgaste
   D. Gracias por pulsar el botón 4: Vaya a la sección de pruebas y haga una fotografía completa.
   E. Gracias por pulsar el botón 5: Vaya a la sección de estática y pase un examen psicomotriz
   F. Gracias por pulsar el botón 6: Vaya a la sección de mecánica y ejecute los ajustes necesarios
   G. Gracias por pulsar el botón 7: Vaya a la sección de engrasado y limpie las manchas que no se ven
   H. Gracias por pulsar el botón 8: Vaya a la sección de balanceo y adapte los vaivenes que se sienten.
   I. Gracias por pulsar el botón 9: Vaya a la sección de alineación y controle el equilibrio necesario
   J. Gracias por pulsar el botón 10: Vaya a la sección de repuestos y valore lo original.

Gracias por considerar tu paternidad o maternidad un vehículo recién comprado, sin posibilidad de cambiarlo, sólo de mejorarlo y adaptarlo para la mayor comodidad, satisfacción y orgullo de tus principales viajeros (tus hijos), pues así siempre van a recordar los viajes en su carro preferido (sus propios padres).

Un fuerte abrazo.

Dr. Juan Aranda Gámiz



domingo, 5 de agosto de 2012

¿QUIÉN DE LOS DOS PARIRÁ?

Creemos que en la paternidad y la maternidad debe haber quien lidere esta propuesta futura de vida, iniciando la cadena de eventos a partir de un parto prometedor, al mismo tiempo que incierto, y así sólo el que para podrá asumir mayor responsabilidad y tendrá más derechos.

Quien no está preparado biológicamente para parir piensa que puede abandonar cuando desee y alejarse del hijo que procreó, dejando una tarea inconclusa a su pareja y que su propia exigencia le permita recoger la bonificación mensual que le dará para manutención, hospitalidad, vestimenta y educación, porque así también está contribuyendo, pero en la más triste ausencia.

Quien no está listo para sufrir con las contracciones del parto, aunque no sea en su propio cuerpo, estar presente para escuchar las primeras palabras de su hijo o ayudarle a caminar, jugar a ser niño o sujetarlo para que mame responsabilidad, dulzura, entrega, tesón y fe en sí mismo, humildad y fortaleza para conocerse mejor cada día, con la teta de tu presencia, es porque confía que la tarea es de quien lo parió.

Quien no reconoce que su hijo tiene sus propios rasgos y sus hábitos, sus modales y su carácter, es porque ha perdido el tiempo para mirarlo y acompañarlo, moldearlo en lo que él se haya identificado como estigmas negativos y aplaudirlo en lo que se consideres afortunado, es porque no tuvo dolor de parto.

Quien pare y regala el fruto de sus entrañas no tiene identificado el significado de la maternidad, porque comercializa los sentimientos para ofertar presencia en una pareja donde, con el paso de los años, se generará un movimiento de búsqueda de sus propias raíces para reclamar o acoger, intentando explicarse porqué se puede confundir una sala de partos con una tienda de la esquina, para que la vida se transforme en un artículo de compra y venta.

Quien da a luz y olvida, justificando que hay circunstancias extrañas a lo que debió llamar abandono, porque no sintió la voz de su hijo y las patadas en su vientre y arrinconado en una esquina de su abdomen porque ya presentía que iba a vivir sólo, va a vivir en las tinieblas de un falso concepto de sí y nunca va a encontrar el significado real de una maternidad que precisa construirse poco a poco, a fuerza de caídas y recaídas, hasta que descubra el daño que puede provocar ser padre o madre para sentir el abandono de los suyos y preguntarse el porqué se siente tan sólo, en la última etapa de su vida, simplemente porque no estaba preparada para vivir para dos o para tres, es porque la paternidad o la maternidad llegaron a su vida cuando aún era muy inmaduro.

Quien mira al hijo que nace y ante la menor duda o problema huye porque cree tener prisas y no regresa ni para decir adiós o para acompañarle al médico, del que dependerá para siempre por una enfermedad congénita o malformación, es porque nunca pensó en el peso de incertidumbre que acompaña al deseo de ser padre o madre, porque hay que ponerse en manos del destino y Dios sabrá a quien regalará sufrimiento que les permita crecer y bienestar para aprender a soportar más tarde el dolor que les ha de llegar.

Quien no tolera muchas preguntas y carece de tiempo para escuchar, es porque no se limpió los oídos de la paternidad y maternidad, con los cotonetes (bastoncillos) de la paciencia de una mirada de amor o la ternura de un silencio, mientras se busca la mejor respuesta que está forjándose con el alfabeto del alma, pues sólo ahí se pueden encontrar renglones de apoyo, cargados de palabras de presencia y soporte.

Quien no permite educar a quien no pudo parir o quien desea parir para ser padre y madre, cumpliendo un deseo y completar sus aspiraciones en este mundo, con semen u óvulos comprados al mejor postor, es porque no asumió que en el parto deben empujar los dos, respirar los dos, expulsar los dos y alumbrar los dos, con una placenta a medias y un sangrado que les va a desgarrar a los dos, jadeando los dos de felicidad, porque al fin y al cabo deben parir los dos, ya que para ellos está reservada la paternidad y la maternidad.

No pare la madre ni el padre va de espectador, el dolor no es cosa de uno ni la respiración se interrumpe sólo a la parturienta, porque la responsabilidad fue de los dos al momento de engendrar a su hijo y no hay parto sin dolor cuando yace una expectativa que va a precisar mucho esfuerzo y mucha templanza en la construcción de la vida de un hijo.

En el embarazo, uno alquila su vientre y el otro llama a cada rato, tocando y escuchando, acariciando y preguntando. En el parto, se escuchan gritos de una parte y palpitaciones de la otra, carreras de un lado y rotura de la fuente de la otra, camillas que aceleran su tránsito y apretones de manos sudorosas, manos que acogen a recién nacidos y miradas que cambian la razón de ser; todo, de parte y parte, son los dolores del parto.

Así que si alguien me preguntara, después del embarazo que pueda llevar una pareja, ¿Quién de los dos parirá?, tengo que decirle que "parirán los dos", porque los dos decidieron, los dos aceptaron, los dos alimentaron su primera etapa intra-uterina, los dos estuvieron presentes en el parto y gritaron, sufrieron y se lamentaron agotados de satisfacción, expulsaron una placenta a medias y seguirán haciéndolo todo "entre los dos", porque ese será el sentido que le darán a la media paternidad y media maternidad con la que pretenderán construir una "responsabilidad compartida", aceptando a medias y sufriendo a medias, luchando a medias y replanteándose a medias, proponiendo a medias y alcanzando entre los dos esa meta de padres.

Gracias a todos mis amigos y hasta la próxima lección



Dr. Juan Aranda Gámiz.