Un reto prometedor


Querer, desde el corazón de un padre y el alma de una madre, es un reto que hay que afrontar para presentar al mundo un ser humano cargado de historia y empuje. Es prometedor reconocerse como consejero y orientador en la vida de tu hijo-a, pues al adoptar una actitud responsable vamos forjando el libro del crecimiento y las páginas de las oportunidades.

Para ello debemos formarnos, preguntarnos y respondernos, como la única estrategia para aprender lo que necesitan y devolverles el mundo que le pedimos prestado en mejores condiciones que cuando lo recibimos y con ellos, como protagonistas verdaderos de nuestro futuro más inmediato.


Crecer es un reto y proyectarnos es un deber que hay que cumplir, reclamando el derecho a enfocar la educación en la esfera de relación padres-hijo, permitiendo la contribución de familiares y amigos en un escenario donde todo se comparte con el único propósito de aportar para el desarrollo integral del niño y del adolescente, en su lanzamiento a un mundo de puertas abiertas, repleto de oportunidades y limitantes.

Dr. Juan Aranda Gámiz



miércoles, 15 de mayo de 2013

EL ALGORITMO DE UNOS PADRES

Hoy voy a escribir sobre los algoritmos (conjunto ordenado y finito de operaciones que pretende encontrar la solución a un problema) y lo voy a encajar en tarea de unos padres, haciéndome preguntas y, según la respuesta, puede escogerse un camino o derivarse hacia el otro, pero al fin encontraremos la respuesta a la pregunta ¿Debemos ser padres?

  PRIMERA PREGUNTA: ¿HAS PLANEADO SER PADRE O MADRE?

 Si aún no has planeado ser padre o madre es porque no has reflexionado sobre el papel que juegan tus padres, porque aún los necesitas más de lo que te imaginas o porque tu edad no te ha abierto aún el debate sobre tu futuro más cercano o remoto. Si ya te lo has planteado, elabora un plan, que consiste en decidir quién eras teniendo padres a los que escuchabas, reconocer quién eres al dialogar contigo mismo queriendo pensar en la idea de ser padre o madre y discute -con fundamento moral y apuesta ética- quién quieres ser como padre o madre y cuáles van a ser tus compromisos.

  SEGUNDA PREGUNTA: ¿ESTÁS CONVENCIDO QUE QUIERES SER PADRE O MADRE?

  Si no estás convencido, es conveniente que te inscribas en la escuela de la vida, buscando la Facultad de Los Valientes, aquella donde se inscriben los que han aceptado contestar a todas las preguntas de este cuestionario y han aceptado el reto, sin renunciar a seguir siendo ellos mismos, pero priorizando su tarea de ejemplo y tenacidad, en pro de sentirse orgullosos de haber armado un proyecto de futuro para quienes les llamaban padres, aunque no siempre biológicos. Por el contrario, si estás convencido, busca en tu interior un letrero donde ponga "estoy convencido y seguro", pues la seguridad te la va a conceder el aplomo con el que te pronuncias y la verdad con la que lo comunicas, a sabiendas que has localizado los soportes necesarios para ir perfeccionando tus gestos y tus palabras durante el recorrido que la vida te brinde para ser padre o madre.

  TERCERA PREGUNTA: ¿ESTÁS SEGURO QUE VAS A SER BUEN PADRE?

  Ser padre no es una aventura sino un ejercicio espiritual donde te vas a  reencontrar contigo mismo y vas a luchar por mantener la llama que se enciende cuando la prolongación aceptada de tu propio ser te mira y te solicita, te necesita y te imita, te sigue y te aplaude, te critica o te moldea. Si estás seguro de llegar a ser un buen padre, desnúdate de complejos y prejuicios, acepta el reto de avergonzarte de lo que no estés dispuesto a hacer y enfréntate a un mundo lleno de contrariedades con la piel y las garras de un león que está dispuesto a defender lo que te asemeja y a convertirte en un leñador que tale todo lo que le sobre de iras y menosprecio, libertinaje y maldad a tu hijo y a ti mismo, aceptando mas bien tu tarea de esculpir ese busto que tenga semejanzas contigo y rasgos que lo identifiquen como íntegro y humanitario, servicial y con madera de luchador-a. Si no estás seguro, haz un curso a distancia de Paternidad o Maternidad responsables y no te vuelvas a hacer la pregunta hasta que no saques matrícula de honor.

  CUARTA PREGUNTA: ¿TIENES DUDAS DE TU PERSONALIDAD DE PADRE O MADRE?

Si tienes dudas, busca barro de templanza y sabiduría, esa arcilla que reconstruye ideales y huele a saber escuchar, para que al entrar al horno donde debes adquirir la dureza y el temple de un padre no te rompas jamás, a pesar de las adversidades y los limitantes que te presente la vida. Si no tienes dudas, aléjate de prejuicios y escucha atentamente los mensajes de la brisa de otros padres, porque los chismes son buenos para forjarte con una personalidad de padre o madre, la que viste a un ser humano dispuesto a vincularte con amor y a responder con cercanía, a disfrutar de la presencia y a sufrir en la distancia, a despojarte de incertidumbre porque hay confianza y a no temer a la soledad porque es el punto de partida para otra vida que debe comenzar a hacerse las mismas preguntas que yo te estoy proponiendo en esta mañana.

  QUINTA PREGUNTA: ¿ESTÁS DISPUESTO A FIRMAR TU CONTRATO DE PADRE/MADRE?

  Si pudiésemos tener amor y paz, confianza y respeto, miradas gratuitas y abrazos reconfortantes, de acuerdo a lo que cumplamos en base a un contrato firmado, trabajaríamos por hacer de esta empresa (padres-hijos) la empresa de nuestras vidas, pudiendo tener el 100% de las acciones en algunos momentos y sólo algunas otras en esos otros momentos en los que no supiésemos comportarnos y los beneficios de las sonrisas y los orgullos contenidos de los hijos los repartiesen en otro sentido y a otros cercanos. Por tanto, si estás dispuesto, hazlo con el bolígrafo que nunca deje borrar la tinta, para reconocer tu firma a donde vayas y cuando te llamen. Si no estás dispuesto, más vale que busques otro trabajo, porque esta es la única empresa que no admite ERE (Expedientes de regulación de empleo).

  SEXTA PREGUNTA: ¿ACEPTAS TU PROPUESTA DE PADRE O MADRE EN ESTA VIDA?

Aceptar significa comprometerse con dignidad y respetar lo que esté escrito o por venir, porque la convicción está muy por encima de los hechos. Si aceptas, eres un ser grande, pero ello requiere de haber aprobado previamente las asignaturas de la decisión reconocida y la disposición a firmar, sin dudas ni altibajos. Si no aceptas, es porque aún eres un rebelde enmascarado, que pretendes seguir siendo consejero de todo lo que no aceptas ejemplarizar como ser humano y no es tu momento en esta vida.

  SÉPTIMA PREGUNTA: ¿SABES QUE LOS PADRES NO SIEMPRE ENGENDRAN HIJOS?

Hay momentos en que la vida te presenta la coyuntura de ser padre sin haber engendrado y ese préstamo de vida es una oportunidad para rebelarte contra la biología y decirle "mirándole de frente" que "tú también fuiste padre o madre", porque tuviste quien te aceptó y a veces te recriminó, porque pudiste ayudar y supervisar, aconsejar y guiar, aceptar decisiones y convencerte que debías rectificar, llorar hacia adentro decisiones firmes de distanciamiento y aplaudir oportunidades que le abrieron puertas, cuestionar actitudes y esperar que se les sigan escapando a tus hijos del corazón esos abrazos que necesitas o esas "gracias por todo" que son el combustible que te recarga y te empuja. Si lo sabes, sigue adelante, porque la tarea es hermosa. Si no lo sabes, espera a ser un elegido y convéncete que es una oportunidad maravillosa para seguir siendo padre o madre.

  OCTAVA PREGUNTA: ¿HAS EMPEZADO A ESTUDIAR PARA SER PADRE O MADRE?

  Si no has empezado a estudiar, te queda mucho para plantearte el proceso de toma de decisiones, porque las lecciones, al menos las teóricas, hay que haberlas repasado mucho y mucho, para no fallar en el momento del primer examen, cuando tienes que reaccionar al comunicarte que vas a ser padre o cuando piensas en lo que aún te toca de embarazo cuando la ecografía te delata. Si ya has empezado, no empieces el libro por la página 50 sino por la primera página, donde dice "SER PADRE ES UNA BENDICIÓN DE TAREA Y UNA RESPONSABILIDAD SIN PARANGÓN, ES UNA ACEPTACIÓN HUMILDE DEL CORAZÓN PARA LA QUE LAS MANOS SÓLO DEBEN APRENDER A APLAUDIR, ENCAUZAR Y ACARICIAR, UN DON QUE SE ADQUIERE CONFORME TUS HIJOS TE RECONOCEN LA PATERNIDAD O LA MATERNIDAD". 

  NOVENA PREGUNTA: ¿ERES CONSCIENTE QUE NO PUEDES RENUNCIAR A LA TAREA?

Ahora arranca un caminar que no puedes abandonar porque el camino no tiene retorno, salvo que Dios o ese ser superior en el que crees te trunque tus esperanzas y tus proyectos. Si eres consciente que no puedes renunciar, eres especial y sobre-natural, lo esencial que se le pide a un padre o una madre y por eso se nos caracteriza de valientes y aperturistas, somos como los jefes de campaña de nuestros hijos, nunca mejor dicho. Si no eres consciente, apártate de esta tarea porque eres un ser temporal y no aceptas contratos definitivos, así nunca llegarás a ser beneficiario de los réditos de esta empresa y no eres digno de abrazos ni éxitos, compañías ni miradas profundas que te llegan a la planta del pie y al pabellón de tus orejas, después de haber recorrido toda tu anatomía. 

  DÉCIMA PREGUNTA: ¿TE COMPROMETES A SER EJEMPLO HASTA TU ÚLTIMO ALIENTO?

Si te comprometes a ser ejemplo es porque está decidido a renunciar a todo lo que te pudiera vincular con otra tarea u otro contrato de padre en otro lugar y en este momento, a que debes reconocer que cualquier gesto o mueca, cualquier paso que des, es para que quede ese ejemplo imborrable en la mente de tu hijo y aprenda a imitarlo por la carga de verdad que lleva dentro. Si no te comprometes a ser ejemplo es porque vives por instinto, como los animales y estarás llegando a tus últimos días arrepentido por haber criado, educado y fortalecido un ser humano que tú lo transformaste en animal perdido y que luego la sociedad debe aportar para su transformación social, aunque todos sepamos que no siempre es posible.

Tu amigo que nunca te falla, quien quiere que te pongas la tarea -hoy, ahora mismo- de elaborar el algoritmo de un padre o madre y antes de que tomes o aceptes, te decidas o te lances, pues ser padre o madre merece la pena siempre que tú y tus decisiones también merezcan la pena.


TU AMIGO. 

JUAN

miércoles, 1 de mayo de 2013

¿ESTAMOS PREDESTINADOS A SER HIJOS DE?

A veces me he preguntado si los hijos, antes de ser concebidos, ya han elegido bien el vientre de habitación donde van a vivir por nueve meses o tienen alguna referencia de la calidad de padres que van a tener y vienen para cumplir una misión encomendada de algún lugar y con la firma de alguien desconocido, pues no es casualidad que seamos los padres quienes aprendemos de nuestros hijos y no lo contrario.

He escuchado a padres decir "mi hijo me pidió antes de salir de la casa que..." y esa era la condición para regresar o la misión que el hijo encomendó a los padres para que le permitieran desarrollar su vida y luego regresar a comprobar que parte de su tarea, la constancia y la tenacidad, iban a provocar lágrimas de soledad y reflexiones angustiosas que condicionarían algún cambio en su filosofía de vida, lo que les va a servir a sus hermanos a seguir manteniendo una relación trunca, inflexible o agotada.

Algunos padres dicen "mi hijo me recomendó que no llorase cuando partiese al más allá" y esa tarea es tan difícil como para invalidar una promesa derramando una lágrima, aunque la pesadumbre y la añoranza nos hunda en el misterio de las dudas y es porque ya cumplió su tarea terrenal.

Hay padres que reclaman a los hijos y las discrepancias desencadenan respuestas que provocan silencios, como cuando tu hijo te comenta "pues tú tampoco has sido un santo" y pareciese que ya hubiese revisado toda nuestra historia de vida y, si somos inteligentes, tendríamos que borrar manchas para partir de cero e ilusionarles con un nuevo estilo de vida que les sirva de ejemplo.

Otros padres llaman por teléfono y preguntan ¿qué necesitamos para que esté listo a nuestro regreso? y si somos verdaderos hijos deberíamos responder "lo que esperáis de mí siempre que me recordáis, o sea, que nunca os olvide, que sea feliz en el camino que emprenda y que os hable en la ausencia, porque los padres contestan siempre a través del viento".

Me imagino que debe haber padres que crean que los sueños se cumplen y se despiertan esperando nuestra llegada, aunque no hallamos contratado ningún vuelo en ese día y su espera puede durar hasta que confirman que no se equivocaron porque tenían ese presentimiento, eso es -para ellos- que no han dejado de conocer a sus hijos. 

En algunos casos, los padres se sientan a comer y discuten los problemas de pareja para que los hijos establezcan sus propias preferencias, como si la vida de familia fuese equiparable a una sociedad de partidos políticos, debiendo sacarte el carnet para un partido de derechas o de izquierdas, pero los hijos se van para que no sientan que han adoctrinado a nadie y luego regresan para darles consejos, esos que vienen de los hijos y que ayudan a reconocer en ese hijo a un enviado, actuando como instrumento de alguien, para mejorar nuestra calidad de vida.

A veces, algunos padres luchan en silencio porque están convencidos de que su proyecto de vida es alegrarle la vida a sus hijos, pero son los hijos los que nos ayudan a ver la vida con otra mirada y sudar nuestro esfuerzo de devolverles algo mejor de lo que nosotros recibimos.

Hay, también, padres que fueron contratados para mantener una vida de matrimonio y se desconocen hasta en presencia de la luz más radiante, pero el hijo es el vehículo para que dialoguen dos corazones extraños y poco a poco se vaya constituyendo una chispa que pueda encender la verdadera vida de familia.

Espero que si eres parte de este relato, como padre o como hijo, llegues a comprender mi ánimo de entender el verdadero sentido de la presencia de un hijo (natural, biológico o emprestado, del corazón o agregado, adoptado o aceptado, integrado o incluido) en tu vida, porque él ya te conocía antes de que tú decidieras planificar tu vida de pareja y tu proyecto familiar de vida en común, su presencia es la oportunidad para que cambies y adaptes tu existir a sus necesidades, sólo así algún día se retirará porque ha cumplido su misión acorde al encargo que alguien le dio e igual harán con él sus hijos y sus nietos con sus padres.

Definitivamente, estamos predestinados a ser hijos de un alguien que tenemos que transformar en el alguien más importante en nuestras vidas y de nosotros depende que lo consigamos o que muramos en el empeño.

Gracias por seguir ahí. Vuestro amigo, que nunca os falla.



JUAN