Un reto prometedor


Querer, desde el corazón de un padre y el alma de una madre, es un reto que hay que afrontar para presentar al mundo un ser humano cargado de historia y empuje. Es prometedor reconocerse como consejero y orientador en la vida de tu hijo-a, pues al adoptar una actitud responsable vamos forjando el libro del crecimiento y las páginas de las oportunidades.

Para ello debemos formarnos, preguntarnos y respondernos, como la única estrategia para aprender lo que necesitan y devolverles el mundo que le pedimos prestado en mejores condiciones que cuando lo recibimos y con ellos, como protagonistas verdaderos de nuestro futuro más inmediato.


Crecer es un reto y proyectarnos es un deber que hay que cumplir, reclamando el derecho a enfocar la educación en la esfera de relación padres-hijo, permitiendo la contribución de familiares y amigos en un escenario donde todo se comparte con el único propósito de aportar para el desarrollo integral del niño y del adolescente, en su lanzamiento a un mundo de puertas abiertas, repleto de oportunidades y limitantes.

Dr. Juan Aranda Gámiz



miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Y POR QUÉ NO UNA ASOCIACIÓN DE ALUMNOS DE PADRES?

Nos hemos acostumbrado a acudir a las reuniones de padres de alumnos para escuchar el desempeño de nuestros hijos en el ambiente escolar o colegial, aunque todo se convierte en un planteamiento constante y aburrido de la necesidad de que tomemos parte en la intervención directa sobre la problemática que azota a los infantes o adolescentes y que se cree que son la principal causa para su falta de rendimiento.

De esas reuniones, algunos padres salen idealizando la esencia de sus hijos, que cumplen con las expectativas por el destacado balance de notas, pero otros siguen sin explicarse el por qué quedan atrasados y arrastrando, en un peregrinaje de suspensos y cuasi aprobados.

Pienso que sería lógico que cada mes se debiera celebrar una reunión de alumnos, con su presidente, organizado por su profesor-guía, para hablar de los padres y que se les invite para que reciban las quejas y recomendaciones, los conflictos señalados por quienes creen que la problemática de la relación de pareja y los fenómenos sociales que martillean a diario los escenarios donde se desenvuelve la vida intra-familiar, también están determinando el rumbo de su ejecutoria académica.

Tan importante como arrepentirse y salir del aula, camino de la casa, preguntándose sobre los posibles determinantes de las bajas calificaciones de su hijo, debiera ser sonrrojarse por  los cuestionamientos que los educandos manifiestan como principales causales de su falta de superación de trabas educativas.

Sería prudente saber si la falta de comprensión en el hogar y la inexistencia de una distribución en los quehaceres domésticos y sin distinción de sexo, los que van a influir en la formación de niños y niñas y que los harán más sensibles a las necesidades de unas tareas compartidas, como responsabilidad de ambos progenitores, a fin de que vaya sembrándose la estabilidad de sus futuras parejas, también crean diferencias de apreciación y valoración de calificaciones y desempeño educativo.

Sería interesante reconocer si la política mal enfocada, las oportunidades generadas con desigualdad y los vicios al abrir puertas para el desempeño laboral restan momentos de diálogo al interior de la familia, donde el niño pueda conciliar sus dudas con las experiencias de los padres y ganar confianza en lo que hace y lo que dice, todo lo cual es un soporte importante para su desempeño en el interior del aula.

A mí me gustaría reconocer si los celos y las comparaciones entre hermanos, fruto de la personalidad de cada quién, unos más cercanos que distantes y otros más despreocupados que cariñosos, puede repercutir en el aislamiento y la introversión de niños y jóvenes retraídos que dejan de generar empeño como castigo para los padres.

Sería interesante para unos padres comprobar que la falta de apetito, el descuido en el vestir, la falta de amigos, la inclusión en pandillas, las conductas de huida y el quemeimportismo pueden tener su origen en el doble mensaje con el que los padres, desconocedores del impacto que puede tener en un menor que la madre acepte algo y el padre lo reproche o que este le permita algo y ella se lo prohíba, sin un consenso que pueda transmitir a los hijos una decisión discutida, analizada y sustentada, puede estar en el origen de muchas enfermedades psiquiátricas y en la generación de trastornos de la personalidad, que luego proyectan negativamente sobre el estudio.

Es probable, también, que las dificultades económicas no permitan que los hijos tengan su espacio y su tiempo para un desarrollo personal integral tan necesario y que pronto sean incorporados en el mercado de trabajo, aunque a veces el esfuerzo despierte esa intolerancia a quedar rezagado y se conviertan en seres humanos que a su edad superen batallas y conflictos en los exámenes y en las competencias, en un intento de demostrar que la necesidad agudiza y estimula los resortes de la desesperación por no ser menos que los demás.

Yo quisiera escuchar la reflexión de unos padres que han sido señalados y por los que los hijos debieran salir cabizbajos de la reunión, analizando cómo les van a cambiar para que ellos comprueben que unos padres mejorados, integrados, más adaptados a las necesidades de sus hijos, deben ser correspondidos con más empeño y dedicación, hasta que algún día se sientan orgullosos de nuestro propio esfuerzo.

Por esto, yo propondría que por cada sesión de padres de alumnos se haga otra de alumnos de padres y así influenciarse mutuamente en un proyecto que es de ambos, pues los padres deben seguir aprendiendo a ser alumnos de unos hijos que esperan tener los mejores padres entre los alumnos.

Vuestro amigo, que nunca os falla.



JUAN