Un reto prometedor


Querer, desde el corazón de un padre y el alma de una madre, es un reto que hay que afrontar para presentar al mundo un ser humano cargado de historia y empuje. Es prometedor reconocerse como consejero y orientador en la vida de tu hijo-a, pues al adoptar una actitud responsable vamos forjando el libro del crecimiento y las páginas de las oportunidades.

Para ello debemos formarnos, preguntarnos y respondernos, como la única estrategia para aprender lo que necesitan y devolverles el mundo que le pedimos prestado en mejores condiciones que cuando lo recibimos y con ellos, como protagonistas verdaderos de nuestro futuro más inmediato.


Crecer es un reto y proyectarnos es un deber que hay que cumplir, reclamando el derecho a enfocar la educación en la esfera de relación padres-hijo, permitiendo la contribución de familiares y amigos en un escenario donde todo se comparte con el único propósito de aportar para el desarrollo integral del niño y del adolescente, en su lanzamiento a un mundo de puertas abiertas, repleto de oportunidades y limitantes.

Dr. Juan Aranda Gámiz



martes, 26 de febrero de 2013

¿CUÁNTOS DOLORES TIENEN LOS PADRES?

La Patología de los padres podría definirse como el conjunto de problemas que pueden generar los padres por su propia condición, desde el momento en que deciden aceptar la paternidad y emprender el camino hasta el día de su muerte. Y cada problema se manifiesta con un dolor diferente, por eso quiero desgajarlos para que se puedan sentir, tal y como lo siente un padre o una madre.

EL DOLOR DEL PARTO: Es una sensación rara de incertidumbre y angustia, porque ahí se compromete la salud de la madre y los esfuerzos de las contracciones, la intranquilidad de quien no tiene ninguna tarea en esta etapa de sus vidas (el padre) y las contracturas que te entran con el primer grito de anuncio que arribó a este mundo.

EL DOLOR DE QUE NO HAYA TRAÍDO EL PAN BAJO EL BRAZO: Ahora nos enfrentamos a disponer la alimentación necesaria para que crezca bien, pero acorde a lo que dice el mercado y los cánones en salud, porque precisa de un equilibrio de nutrientes, prebióticos y probióticos, para que el crecimiento y desarrollo no se alteren.

EL DOLOR DEL CUIDADO DIARIO: La vigilancia y la tensión agotan, porque hay que poner unas normas de conducta y unos espacios de movimiento necesario, pero al mismo tiempo se pretende que no salga de lo preestablecido y ellos luchan por huir de lo preestablecido, lo que genera preocupaciones y una pérdida interminable de tiempo que lo justificamos por volvernos niños para jugar y por colocarnos unas gafas para mirar y ver bien por dónde va, con quién camina, quién le habla y se le acerca, en qué punto estaba antes de que desviara la mirada y hacia dónde quiere correr.

EL DOLOR DE SU PROPIO DOLOR: Cuando enferma o se le diagnostica algún problema de salud es cuando cambiamos nuestro enfoque en este mundo y nos situamos en posibles coyunturas y, en ocasiones, vamos escarbando en los libros para aprender síntomas y signos, descubrir que no tiene tratamiento o generamos un compromiso para que siempre se sienta orgulloso de nuestro soporte, si algún día tiene planificado partir de este mundo.

EL DOLOR DE LOS FRACASOS: No todo en la vida es un despertar con éxito, pues hay que intentar enseñarle que también hay aprendizaje en los fracasos, es el momento para levantarse con impulso y seguir ensayando hasta que el experimento cristaliza y lo aprendido lo incorporan en su propia naturaleza para ir estructurando su propia personalidad, llenas de claro-obscuros, como todo en este mundo.

EL DOLOR DEL CAMBIO: Empiezan sus cambios y vamos notando que algo falta o que algo sobra, que hay vacíos o disimilitudes con otros jóvenes, que se van alejando o que tienen otras preferencias, que sus ideales se van distanciando de los nuestros y que ya dejamos de ser sus ídolos, que nos empiezan a superar y que sus metas las desconocemos.

EL DOLOR DEL SUSTITUTO: Llega ese día en que nos sustituyen y ya comprendemos que es necesario que se acompañen y que idealicen su presencia, que compartan y respeten, como una puesta en práctica a los valores aprendidos y emprendidos, con el único propósito de dar rienda suelta a los designios de Dios y que la vida se prolongue en sus propios hijos, con lo que vitalizan nuestros días siguientes como abuelos.

EL DOLOR DEL SUFRIMIENTO: Vemos sufrir a nuestros hijos por el dolor que están sufriendo como padres y nos duele que la vida siga abriendo agujeros de dolor, perforando las entrañas para extraer un poco más de ese jugo que sólo los padres derraman en la vida de sus hijos.

EL DOLOR DEL LEGADO: En un momento nos hacemos una pregunta ¿y que le vamos a legar a nuestros hijos?, pero en algún rincón y en silencio se llega a concluir que el mejor testamento es el ejemplo y las actitudes convencidas, las que se transmitieron con pocas palabras y se pudieron copiar con poco esfuerzo; es ese momento en que se sienten orgullosos de los apellidos que llevan y su significado.

EL DOLOR DEL OLVIDO: Se van amontonando los días en que nos sentimos olvidados y solos, arrinconados y sin palabras ni besos, algunos con la suerte de que todos estén cerca y otros preocupados por la distancia y el reencuentro.

EL DOLOR DE LA DESPEDIDA: Se acerca el momento y un día recibimos la llamada y nos toca despedirnos, como cuando vamos a visitar a un familiar y nos sentimos cómodos hasta que nos despedimos y nos cuesta trabajo adaptarnos a ese desplazamiento tan necesario para dejar espacio a que otros sigan padeciendo los dolores que nosotros ya padecimos, repitiéndose la historia una y mil veces más.

EL DOLOR DEL RECUERDO: Es el que le queda a los hijos cuando se van los padres y a los nietos cuando partan sus padres, porque es ley de vida y ahí está la esencia del cariño y el roce, pues en la añoranza se reviven momentos y mensajes, recuerdos y entrega.

Gracias por seguir siempre ahí, vuestro amigo que nunca os falla


JUAN

miércoles, 13 de febrero de 2013

EL DÍA DE LOS ENAMORADOS Y LA RELACIÓN PADRES-HIJOS

El día de los enamorados no es sólo una dedicatoria del calendario para los novios o los esposos, a quienes puede visitar San Valentín cada año, sino también para quienes están enamorados de sus alumnos, enamorados de su profesión o enamorados de sus padres y ellos también de sus hijos.

Un día de los enamorados para los padres y los hijos debiera ser aquel en el que:

SUPIÉSEMOS DECIR GRACIAS PORQUE SUPISTE ENAMORARME CON TU EJEMPLO.
DESCUBRIÉSEMOS EL ENCANTO ENCUBIERTO EN UNA RELACIÓN QUE ES DIFÍCIL
ENCONTRÁSEMOS LA ESENCIA DE UN BESO, UN CONSEJO O UNA MIRADA.

Un padre y una madre deben estar enamorados para asumir la tarea de educar y conquistar a su hijo, aunque reconociendo que pertenece a otra generación y tiene otros intereses ocultos, otras preferencias, otros objetivos y otros círculos. Por eso el día de los enamorados debiera ser aquel en el que:

SUPIERA QUE ES EJEMPLO PARA QUIEN VA A PROLONGAR SU VIDA.
DESCUBRIESE QUE SU HIJO-A SE ESFUERZA EN DISFRUTAR LA PRESENCIA DE SU PADRE
ENCONTRASE QUE NO HAY MEJOR TELA PARA VESTIRSE QUE LA DE UN PADRE /MADRE

Un hijo o una hija deben estar enamorados para sacrificar su proyecto de vida y renunciar a sus escenarios y momentos preferidos para dedicarles tiempo a sus padres. Por eso el día de los enamorados debiera ser aquel en el que:

SUPIERA QUE LA PACIENCIA DEL PADRE TERMINA EL DÍA EN QUE SE VA DE AQUÍ.
DESCUBRIESE QUE LA ESPERANZA DE UN PADRE ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE
ENCONTRASE EN LA VERDAD QUE UN PADRE BUSCA LA RAZÓN DE SU EXISTIR

Y no es que este día se van a agotar las discusiones ni los enfados, los desacuerdos ni las rencillas, los rencores ni los malentendidos, porque es parte de la vivencia diaria de la relación. Por eso el día de los enamorados debiera ser aquel en el que:

AMBOS SUPIERAN QUE TODO ES VÁLIDO CUANDO HAY UNA APUESTA MUTUA.
AMBOS DESCUBRIESEN QUE LA RELACIÓN PADRES-HIJOS ENCIERRA UNA ENSEÑANZA
AMBOS ENCONTRASEN QUE UN ABRAZO ES LA ACEPTACIÓN DEL OTRO COMO ES.

No esperemos a que llegue el 14 de febrero para olvidarnos del resto de días en nuestras vidas de relación padres-hijos, ya que estaríamos vacíos de estímulos e impulsos. Por eso el día de los enamorados debiera ser aquel en el que:

SUPIÉSEMOS QUE EL CALENDARIO NO PUEDE ORDENAR NUESTRA RELACIÓN.
DESCUBRIÉSEMOS QUE TODOS LOS DÍAS SON INTENTOS POR SUPERARNOS.
ENCONTRÁSEMOS QUE FEBRERO NO ES MÁS QUE UN PUENTE DE REFLEXIÓN.

Sigamos caminando, atravesando muchos puentes más, agradeciendo a San Valentín por este camino que nos permite sortear dificultades, reflexionando sobre la relación padre-hijos, descubriéndonos a nosotros mismos y mejorando nuestra contribución para el éxito de esta relación, que empieza cuando decidimos engendrar y termina cuando todos nos dicen adiós y nos despedimos de este mundo. Por eso el día de los enamorados, en la relación padres-hijos, para cualquier observador, debiera ser aquel en el que:

SUPIERAN QUE NO DAMOS POR TERMINADA UNA RELACIÓN VIVENCIAL ETERNA.
DESCUBRIESEN QUE ESE CONTRATO VA CARGADO DE DUDAS Y AVANCES.
ENCONTRASEN QUE NO HAY MEJOR EMPRESA QUE ESTA, EN LA QUE SE CONSTRUYE

Y si esta relación cuesta tan poco, ya viene condicionada por nuestras convicciones y decisiones, siempre se tiende a ganar, por qué no invertir y hacerse millonarios de cariños, aplausos, con la garantía de un padre o madre que dirige y un hijo o una hija que acepta y agradece.

Vuestro amigo, que nunca os falla


JUAN

martes, 5 de febrero de 2013

EL PERIODO DE LACTANCIA DE LOS PADRES

Se piensa que los hijos lactan durante su periodo y ahí se acabó todo, porque ese alimento le va a compensar y a aportar con nutrientes y elementos que le van a ser necesarios en esta etapa de arranque y despegue de los hijos.

Pero ahí no acaba todo, porque la lactancia empieza ahí, pero se continúa cuando los padres llegan tarde y regalan un beso para que descansemos en paz y lo hacen por amor, por lo que ahí seguimos lactando, así como cuando te cogen de la mano para llevarte a la escuela los primeros días y te van enseñando la calle y sus avatares, descubriéndote el peligro de atravesar la acera sin mirar y la precaución de no confiar en nadie que desconozcas, ese es otro sorbete de lactancia, esa cordura que te van imprimiendo y que luego vas a incorporar en los actos de tu vida diaria.

Hay momentos en que te enseñan a rezar y a indagar con las agujas del reloj hasta que aciertas por primera vez con la hora, a escuchar atentamente cuando estás en una reunión, sin interrumpir por rabietas o desaires, sino para preguntar y quizás también para opinar, porque estás mamando la sabiduría del saber estar y te va a acompañar de por vida.

Algún día irás a pasear y deberás percatarte de los peligros a los que te puedes enfrentar y ese miedo a perderte que te va sobrecoger cuando te despegues del grupo, aprenderás a seguir a un guía y a usar la palabra para comunicarte, a orientarte, tan importante más adelante, cuando crezcas y ese es otro trago de leche de la vida que te entregan los padres.

Irás a la escuela y al colegio y por encima de las explicaciones de los profesores recibirás muchos momentos de asesoría, con la compañía de tus padres, dictándote las normas básicas para estudiar y aprender, para ser receptivo y auto-crítico, porque esos valores te van a ayudar a construir una personalidad adecuada y ahí estás mamando esa leche que sólo los padres pueden generar.

Tendrás tu primera polución o una palpitación por descubrir el sexo y la sexualidad y siempre tienes a mano la teta de tu madre o tu padre, quienes te van a encaminar en el proyecto de vida de la adolescencia, sin temor pero sin riesgos absurdos, te van a ayudar a dar los primeros pasos y a examinar tus descubrimientos y a calmar tus soledades apresuradas, pero la leche de los padres te va a alimentar para no errar en tu andadura.

Tendrás que elegir carrera y buscarás independizarte, pero siempre tendrás el teléfono a mano para entregarte a una conversación y ahí seguirás mamando de esa bondad de leche que te entregan tus padres con consejos y reprobaciones, dejando a tu elección la última decisión, pero donde siempre estará la voz de tus guías, quienes te siguen amamantando.

Llegan los hijos y los nietos, los cambios de residencia y las equivocaciones, pero se regresa a seguir lactando porque esa leche tiene algo especial, como las vitaminas del ejemplo o la falta de nutrientes del abandono y quieres explorar si ahora puede tener el mismo sabor que otros cuentan, porque necesitas ese chupeteo de la mirada y el intercambio de palabras, de las preguntas y la resolución de dudas para seguir mamando de la vida.

Habrá quienes tengan que recordar la lactancia de los padres a través de las rejas o las sombras, pero si lactaron tienen esperanza en el futuro, porque la consistencia y la composición de ese líquido que nos alimenta es una estructura que nos solidifica y nos construye.

Así que no creas que sólo lactamos un año o seis meses, seguimos lactando toda la vida porque la leche del ejemplo y la protección, de la apertura de caminos y de la enseñanza, la que nunca se borra, va a quedar indeleble para toda la vida y quien no haya lactado que regrese ahora mismo y pruebe esa leche antes de que sea tarde, aunque supiese amarga en la infancia y no fuese de tu agrado, porque no podemos permitir que se nos vaya la fuente para lactar y no hallamos chupeteado ese pezón de los abrazos y los reencuentros, momentos que sólo pueden construir y edificar, seamos quienes seamos y estemos donde estemos.

Tu amigo, que nunca te falla.



JUAN