Un reto prometedor


Querer, desde el corazón de un padre y el alma de una madre, es un reto que hay que afrontar para presentar al mundo un ser humano cargado de historia y empuje. Es prometedor reconocerse como consejero y orientador en la vida de tu hijo-a, pues al adoptar una actitud responsable vamos forjando el libro del crecimiento y las páginas de las oportunidades.

Para ello debemos formarnos, preguntarnos y respondernos, como la única estrategia para aprender lo que necesitan y devolverles el mundo que le pedimos prestado en mejores condiciones que cuando lo recibimos y con ellos, como protagonistas verdaderos de nuestro futuro más inmediato.


Crecer es un reto y proyectarnos es un deber que hay que cumplir, reclamando el derecho a enfocar la educación en la esfera de relación padres-hijo, permitiendo la contribución de familiares y amigos en un escenario donde todo se comparte con el único propósito de aportar para el desarrollo integral del niño y del adolescente, en su lanzamiento a un mundo de puertas abiertas, repleto de oportunidades y limitantes.

Dr. Juan Aranda Gámiz



domingo, 16 de septiembre de 2012

LA TEORÍA DEL EMBUDO

Normalmente creemos que unos padres deben disfrutar de sus hijos a su antojo, tal y como Dios les de a entender, sin preocuparse de su formación diaria y mucho menos de futuro. Esto es una terrible equivocación y para ello hay que estudiar, diariamente, las posibles alternativas y valorarlas oportunamente por la repercusión que pueden tener en el desarrollo integral de nuestros hijos.

Con tal propósito he creído aplicar la "Teoría del embudo" que, colocado boca arriba, es capaz de recibir un volumen importante de líquido y filtrarlo para llenar una botella, aunque sea gota a gota, pero puesto boca abajo, sólo filtra un poco y se nos desparrama porque la base es muy ancha y el cuello de la botella muy estrecho.

Con esto quiero transmitiros que hay circunstancias en la vida de relación de los padres y los hijos, en que debemos colocar el embudo boca arriba, con el único fin de que entren todas las dudas y los interrogantes, ante cualquier situación concreta, para poder filtrarlas y que sólo se destilen aquellas que merezcan la pena para llenar la botella de esas ilusiones y mensajes que son tan necesarias para seguir creciendo.

Habrá quien piense que el embudo boca abajo también puede ser interesante, pero en este caso debe ser para filtrar las grandes frases y los maravillosos ejemplos de vida, con lo que después se pueden dispersar y podemos sacar muchas conclusiones que pudieran apoyar el crecimiento en diferentes esferas de la vida de relación de nuestros hijos.

Un niño que le dice a los padre "Un gran filósofo decía que yo soy yo y mis circunstancias", pero ¿cómo puedo aplicar esto en mi vida?. Entonces debemos colocar un embudo boca abajo, porque es una reflexión tan importante que nos puede convocar a que extraigamos muchas conclusiones (de algo estrecho se obtiene una base ancha), y así podemos indicarle que las circunstancias definen nuestro futuro, dependiendo de qué circunstancias aceptemos a nuestro alrededor (amigos desconcertantes o grandes profesores guías, amigos de los que construyen u oportunistas de bar y media noche, compañeros de estudio o sociópatas empedernidos y abandonados a su suerte).

Pero si un hijo nos dice ¿Qué pasaría si me reúno con amigos que no piensan en el futuro y se drogan?, entonces tenemos que colocar el embudo boca arriba para recalcarle que todas las oportunidades y circunstancias a las que se está enfrentando, quizás por azar o por no haber sabido seleccionar bien su grupo de amigos, los que determinan sus circunstancias en su vida diaria, pueden terminar aseverando las palabras de un gran filósofo (yo soy yo y mis circunstancias) y así vamos de lo más ancho (las apariencias y las reflexiones generales) a lo más estrecho (la conclusión).

Si una niña nos comenta que tiene amigas que no dudan en tener relaciones sexuales tempranas sin protección, porque quieren tener una sensación más placentera y disfrutar de su cuerpo, tenemos que aplicar la teoría del embudo boca arriba, pues por la boca ancha entran todos los comentarios (lo que se habla) y con los consejos de necesidad de protección (por las enfermedades de transmisión sexual) y la posibilidad de ocurrencia de embarazos no deseados, los interrogantes sobre las malformaciones y la incapacidad de haber elegido bien la pareja en tan poco tiempo y sin conocimiento, podemos sacar una conclusión (que sería el cuello del embudo o la parte más estrecha) "más vale reflexionar antes de comprometerse por lo que puede implicar para mí como riesgo para mi salud y como experiencia de amor o que me marque un momento crucial en mi vida como desesperante y amargo".

Un joven nos cuenta que quiere suicidarse y entonces tenemos que aplicar la teoría del embudo boca abajo, porque nos está aportando con una conclusión (el cuello del embudo), pero tenemos que conocer todos los condicionantes que le llevaron a tomar esa decisión (se siente marginado, no puede abandonar las drogas, ha tenido una frustración en el amor, se ha enterado que es adoptado, no le aceptan su identidad sexual, es incapaz de superar una actitud que cometió o está inmerso en una depresión profunda), por lo que analizando cada situación concreta podremos viabilizar una solución de conjunto.

Un padre no sabe qué hacer con un hijo muy enfermo o discapacitado, tiene miedo de enfrentar el futuro y los vecinos, se esconde de familiares y amigos, renuncia a todo para refugiarse en su dormitorio y no encuentra soluciones en la oración, por lo que el hijo aplicará la teoría del embudo boca arriba y empieza a presentarse a un padre que aún no le conoce por dentro para explicarle, con detalle, que está confundido con él y que las apariencias engañan, hasta que le convence de que es una obra de Dios, como cualquier otro ser humano (esa es la conclusión o el cuello de botella) y así reflexionará y saldrá a la calle orgulloso u orgullosa de quien es padre o madre.

Unos padres se van a divorciar porque es la conclusión a la que han llegado después de mucho tiempo y los hijos aplican la teoría del embudo boca abajo, para sacar a la luz todos los detonantes y empiezan a analizarlos y desgajarlos, para que se den cuenta de que no sólo tienen hijos sino jueces de una relación paterna y sabrán aplicar la mejor jurisprudencia, pero con un castigo que habrá que pagar si no le hacen caso.

Procura no agobiarte y no dejes pasar por alto la teoría del embudo en tu relación con tus padres o a vosotros, padres, en la relación con vuestros hijos.

Juan, un amigo que nunca os falla.

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